Otras escenas

Credo

No creo en la genialidad. Creo en el trabajo y en la formación. «Si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios -o del demonio- también lo es que lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo», apuntaba Lorca en referencia a la actividad artística.

Creo en los emprendedores. Cada acción es una oportunidad. Cada inversión, por pequeña que sea, una mina en potencia. La creación no tiene porqué ser una lotería -hacer por hacer, o para salir del paso, sí lo es-.

‘La potencia sin control no sirve de nada’, clamaba un anuncio simple y llanamente hace unos años. Creo en el productor, creo en la estrategia, creo en el proyecto.

Creo en la planificación. ‘La planificación de tu obra es la mitad de tu éxito’. La visualización de una ruta es imprescindible. Creo en el trabajo a corto y a largo recorrido.

Creo en la subvención. Creo en la inversión institucional calculada, capaz de multiplicar el capital invertido directa e indirectamente, material e inmaterialmente. No creo en el café para todos, así como tampoco en la adicción… al café.

Creo en el error como reverso y camino necesario para alcanzar el acierto; en el riesgo como motor del progreso. Creo en el fracaso y creo en la resurrección. El inmovilismo, el titubeo y, en definitiva, el miedo son malos compañeros de viaje.

Creo en los locos conocidos, en la bondad de los desconocidos y en los sabios por conocer. Creo en dar y recibir consejos. El diálogo es bueno. Nadie es mejor que nadie. Creo en el espíritu crítico.

Creo en el espectador. El espectador es inteligente, tiene nombre, respira y tiene que ver con lo que hacemos. Creo en su feedback, antes, durante y después del proceso de creación.

Creo en el asociacionismo, en el lobby y en el repartimiento de fuerzas. Creo el lo público y creo en lo privado. Creo en un equilibrio que respete los derechos constitucionales de acceso a la cultura.

Creo en lo colectivo y creo en nuestro colectivo; en la generosidad, el compromiso, la responsabilidad, la vocación y el respeto. No creo en los reinos de taifas, las aguas estancadas, la usura y los movimientos opacos. Creo en las políticas culturales y no en la cultura de los edificios. Creo en la aportación de la cultura al PIB y creo en la cultura como alimento del alma. Creo en el Arte en su sentido más amplio.

Amén.


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