Creer en los jóvenes
En alguna ocasión me he referido al papel destacado que juegan los más jóvenes en la escena de Londres. No se trata de una participación testimonial o de carácter intermitente. No es una moda. Se trata de algo que algunos teatros se toman muy en serio y desde hace mucho tiempo.
En esta lista destaca el Lyric Hammersmith, un teatro que cuenta con una cantera de chicos y chicas agrupados en la Lyric Young Company. Para esta temporada tienen programados talleres de escritura teatral tutelados por dramaturgos contrastados (Bola Agbaje o Ella Hickson), cursos de interpretación para chavales de 11 a 13 años y montajes teatrales de carácter profesional. La referencia o el modelo de este teatro inglés es el Junges Teater de Basel (Alemania), que desde 1977 produce espectáculos de carácter profesional con la participación de jóvenes entre 14 y 24 años.
«Morning», es el último texto de Simon Stephens dirigido por Sean Holmes e interpretado por la Lyric Young Company. El texto es duro, como todos los del autor. La protagonista se encuentra en una situación complicada, su madre se está muriendo y su amiga está a punto de dejar el pueblo para irse a estudiar a la ciudad. El mundo le cae encima. La obra se ha estrenado en el fringe del festival de Edimburgh con gran éxito. Llegan al Lyric con un rodaje importante y se nota.
Me quedo con un detalle del montaje. El técnico de sonido es un chico de la misma edad que los otros actores. Pincha todos los efectos de sonido desde el escenario, a la vista de todo el mundo. De hecho, interviene en algunos momentos, sorprendiendo al espectador, como si fuera el típico amigo de la cuadrilla que no suelta ojo de la pantalla del ordenador y que de vez en cuando dice algún comentario. Me quedo con esta voluntad de integrar a todos los jóvenes en el montaje, también en la parte técnica. A parte de que el resultado es de gran calidad (estos chavales saben lo que hacen) la idea es sencillamente genial. ¡Exportable ya!
El cocktail de «Morning» es sorprendente: escribe un dramaturgo contrastado (uno de los que está en la cresta de la ola), dirige el director artístico de un teatro potente del Offt-West End e interpreta una compañía juvenil. Parece que cada vez más hay directores y dramaturgos, que en su mejor momento de su carrera, se ven atraídos por los teenagers. Simon Stephens apunta algunas de las ventajas de trabajar con gente joven joven. «Los actores jóvenes no tienen hábitos, y eso quiere decir que tampoco tienen malos hábitos. Actúan en una tonalidad muy característica que es difícil de encontrar entre los actores profesionales. Los actores adolescentes no tienen vanidad, no se preocupan por quedar bien o parecer buenos. No tienen miedo.»