Otras escenas

Cuestión de piel

Domingo de Ramos nublado. Las carreteras están vacías. Llego a Barcelona en un tiempo casi récord. En la radio advierten que la vuelta ciclista a Catalunya tiene tomada la montaña de Montjuïc, así que decido aparcar en el paralelo y subir andando hasta el Mercat de les Flors. La ciudad está perezosa, la población recogida y la tarde espléndida para pasear.

Estoy de buen humor. Intento descifrar el porqué del cosquilleo que siento en el estómago, y voy viendo que se parece mucho al que me prendía de pequeño horas antes del concierto de alguno de los artistas a los que idolatraba. Es una sensación agradable que la luz de la tarde y la leve brisa fría que sopla serenan volviéndola melancólica.

Debo confesar que con La Veronal no consigo ser objetivo. Pueden conmigo. La compañía me cae estupendamente: son artistas perspicaces, trabajadores y divertidos. Tuve la oportunidad de conocerlos de cerca en Tàrrega, hace un par de años, durante una residencia, y los recuerdos que guardo de la experiencia son fantásticos. Siempre que tengo ocasión les presento como ejemplo de profesionalidad y talento.

Una vez en el Mercat, después de recoger las entradas, me tomo un café en la barra del hall y leo en el programa de mano. Dice que el espectáculo ‘se desplaza hasta la ciudad italiana de Siena para iniciar una reflexión sobre la idea del cuerpo humano. Este representa y ha representado el pasar de los siglos, y el arte se ha comprometido con la materia humana de tantas formas como ha creído conveniente al mismo tiempo que los artistas se han aprovechado del cuerpo como contenedor y proyector de significantes’. Levanto la cabeza y descubro a Marcos Morau, director de la compañía, charlando con alguien. Me acerco a él y le saludo. Me comenta que el estreno fue un poco atropellado, pero que espera que para el pase de hoy esté todo más ajustado. La pieza es joven todavía. También me cuenta que en unas horas se marcha a Houston, ‘Rusia’ se va a estrenar en los Estados Unidos.

Al rato se abre sala y ya sentado tomo una foto del escenario con el móvil. Una Venus de Urbino de Tiziano rige el sobrio espacio escénico. Estamos ante la fría sala de un museo presidida por una imponente reproducción de la desnudez orgullosa, de una ostentosa reverencia al cuerpo humano… Un acomodador me llama la atención educadamente. Apago el teléfono y el espectáculo da comienzo, puntual.

Nuevos y viejos tópicos sobre la vecina Italia recorren la pieza. De Pasolini a la laureada esgrima italiana, en un puzle que transcurre a caballo entre un museo y un tanatorio habitado por doce cuerpos, doce intérpretes extraordinarios. Otras muchas imágenes y momentos de la historia del arte, la música o el cine se aparecen en múltiples ocasiones. Pasa con frecuencia con esta compañía. Y me sorprende como se acercan a referentes que en manos de otros artistas resultan trillados, como los cinematográficos, por ejemplo. Hay algo de generacional y mucho de inteligencia en ello.

Al terminar ‘Siena’ uno tiene la sensación de estar cubierto por un alud. La pieza se precipita como una sigilosa avalancha de mensajes sobre el público dejándolo casi paralizado. Marcos Morau y los suyos bombardean al respetable con inquietantes cuadros surrealistas. Imágenes que transitan un mismo espacio temporal de manera encadenada, alternada o paralela. El trabajo multifocal y de contraste entre unos y otros pasajes es pura acrobacia. La arquitectura de la pieza, los zurcidos de la edición emergen orgullosos, por otro lado, en diferentes momentos y forman parte de una magnífica partitura-marco que se sitúa en un nivel superior, multidisciplinar, multireferencial.

De camino a casa, y después de una divertida cena con un par de amigos, el espectáculo se me aparece como por la noche se aparecen en la piel las olas después de un largo día de playa. Es agradable. Al igual resulto poco creíble dejándome llevar por la emoción que supone una buena experiencia pero señoras y señores, ¿no es la nuestra una profesión que tiene que ver también con la emoción? ¿No está hecha de un material tan sensible como maravilloso que cuando consigue conectar con nosotros lo hace empezando por la piel?


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