Críticas de espectáculos

Cuidado con el perro / Eva Redondo / Nuevenovenos

¡Perdón!

¡Perdón por consentir una mamada que aboné, perdón porque a mi corta edad me tengo que prostituir para subsistir; perdón porque te manoseé y te acosé con el pretexto de jugar, perdón porque me puse en toples y bailé sexi; perdón por engendrar a una niña, perdón por nacer mujer; perdón porque, hija, no te escuché, perdón por desnudarme ante ti, perdón por coaccionarte con la foto, perdón por suicidarme; perdón, perdón, perdón!

La sociedad en su conjunto ha de pedir perdón. Eva Redondo, actriz, directora y autora se ha enfrentado a un texto transparente y acusador. Ha escrito “Cuidado con el perro” donde describe una sociedad entera que está conformada por el hombre y la mujer en un sistema binario de relación. Es una sociedad con aparente igualdad, aunque tiene culpables e inocentes o quizá ambos seamos víctimas y verdugos que compartamos culpas; unos más que otros, ambos géneros debemos perdonar.

No obstante, la autora, según ha manifestado a la revista Godot, pretende “evitar caer en que unos son los buenos y otros los malos. Malos y buenos somos todos, y a veces actuamos mal y no somos conscientes de lo mal que lo hacemos hasta que no lo ves en el espejo”. La autora propone un espejo traslúcido donde estamos todas y todos –nunca más oportuna la doble apreciación– a uno y otro lado del cristal, donde podemos tomar conciencia de nosotros mismos y de los demás.

La obra plasma cuatro historias unidas por un personaje narrador que se intercambia con los otros intérpretes en la narración y en la escenificación. Son cuatro cuadros dulcificados por un discurso un tanto lírico en la forma, pero denso por su concreción. Desde el turismo sexual sobre la infancia en Tailandia, hasta los “inocentes” juegos de una despedida de solteros en una casa rural, pasando por la “ingenuidad” de una foto de la adolescente desnuda que sus amigos ponen a circular por la red, y por la necesidad de contraer matrimonio a la edad infantil en India para poder subsistir, la pieza muestra diversos tipos y ámbitos donde se ejerce la violencia sobre la mujer.

En este sentido, quizás habría que apuntar a una lectura de padecimiento femenino; sin embargo, la autora evita inculpar a nadie; ella muestra cuatro documentos que dibujan a una sociedad, machista sí, que responde a unas pautas globales de supervivencia y tradición cultural.

Con este texto postdramático, Eva Redondo hace que la narración se ajuste a la realidad sin entrar en significativos juicios de valor. Es el público o el lector quien ha de tomar su propia conclusión.

La palabra fluye con naturalidad pero queda fuera del naturalismo por una representación de imágenes sugeridas donde nada está explícito. La acidez del tema, de cada situación no conmueve, no produce asco ni dolor.

Y es que, la propia Eva Redondo junto a David Ramírez ha dirigido la puesta en escena de “Cuidado con el perro” desde una perspectiva ecléctica, distanciando el texto a modo de documental. Brecht se hace presente en la ruptura de una historia a otra que se interrumpe con un oscuro o con el cambio de narrador o con ese magnífico juego metateatral al final de la escena de la casa rural a punto de un intento de violentar a la mujer. “Estamos haciendo la escena que has escrito tú”, dicen los tres hombres que participan en la escenificación y pasan a ser meros actores en el juego teatral. “¡No, no es no!”, replica ella. “Vamos a la siguiente escena”. Los tres hombres se molestan y se van.

El distanciamiento y quizá la frialdad con que se describe cada situación, contrasta con la poética escena donde la joven madre india va a la orilla del río para abortar a una niña a fin de redimirla de una vida futura definida por el hambre, el padecimiento físico, el sufrimiento moral, los abusos sexuales y el dolor general. La escena donde la madre se hunde físicamente hasta casi desaparecer, interpretada maravillosamente por Clara Pampyn, posee una belleza exquisita difícil de describir; la madre se hace casi imperceptible al tiempo que la niña, impecablemente interpretada por Eva Redondo, se engrandece a través de la palabra que describe el parto como umbral del paso, no de la vida a la muerte, sino punto donde confluyen el humor de la matriz y el líquido del río. La similitud de ambos fluidos donde se desarrolla la vida, proyecta un signo de esperanza, de supervivencia, de transposición, de continuidad vital.

¡Qué escena tan hermosa tanto en la palabra como en las imágenes de ambas mujeres! Es una escena donde la autora domina con su escritura a la directora, y engrandece a la actriz. Eva Redondo, que es una y trío en esta escena, se recrea a sí misma y logra que el espectador se olvide de todo lo anterior y se abandone en una amarga emoción.

Salvo ese enternecedor episodio anterior, la puesta en escena está llevada con un pulso extraordinario para evitar conmover al espectador; pero, al mismo tiempo, esa escena subraya el carácter lírico y documental de todo el espectáculo que incide en la necesaria reflexión, en la toma de conciencia del lector /espectador. Estoy ansioso por poder leer el texto original con el suficiente sosiego. Sin duda, encierra más claves y derivaciones más precisas de las que con una rápida visión he podido analizar.

Quiero destacar la ambientación global de la puesta en escena. La pieza transcurre en un medio definido por la clandestinidad. Los aforamientos intercalados con los vanos verticales entre una y otra tela crean unos espacios detrás donde transcurren algunas acciones a modo de ocultación. Considero un acierto este encubrimiento parcial de la realidad porque es coherente con lo que cuenta cada historia. Este recurso escenográfico subraya ese universo donde sucede otra realidad que la sociedad conoce, sabe que existe, pero nadie está interesado en hacer visible, que no es patente o que no se quiere percibir.

En fin, la clandestinidad quizá quiera justificar el título de la obra. “Cuidado con el perro” que no deja de observar. El perro delata nuestras acciones. Pero, también hay que decirlo, es posible que el título despiste al espectador que espera relacionar al cánido con lo que sucede en escena. Pues eso, el que más y el que menos tenemos algo que ocultar de nuestro devenir existencial. Pues eso, perdón.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: Cuidado con el perro. Autora: Eva Redondo. Reparto: Nacho Marraco, Clara Pampyn, Eva Redondo, Antonio Sansano y Jorge Fuentes. Iluminación: César Linares. Espacio sonoro y visual: Dani Ramírez. Colaboradores del espacio escénico: Juan Sanz y Ángela lo palco. Dirección: Eva Redondo y Dani Ramírez. Compañía: Nuevenovenos. Sala Cuarta Pared de Madrid. Estreno absoluto hasta el 28 de abril.


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