Cuidados / Juanje de los Ríos / Bernardas
De mujer
Vivimos en una guerra abierta por reivindicar la presencia de la mujer en todos los sectores y actividades. El ámbito más visible de esta reivindicación lo tienen los políticos en un afán de rescatar a las mujeres como objeto en su discurso de NO exclusión.
De este modo, oímos hasta la saciedad: ciudadanos y ciudadanas, hombres y mujeres, vecinos y vecinas, diputados y diputadas (…) en lo que la Real Academia de la Lengua Española considera una reiteración innecesaria. Ciertamente, puede resultar cargante al oído este discurso, pero hay personas comunes que no solamente aprecian un sentimiento de desprecio machista e infravaloración hacia la mujer con la omisión del femenino, sino que ven de justicia la eliminación del epiceno hombre en favor de hombre y mujer.
Pienso que no es éste el caso de “Cuidados”, un texto de Juanje de los Ríos, que hemos visto escenificado en la sala Cuarta Pared. La obra plantea, por la vía de los hechos, la presencia absoluta de la mujer en diversos planos y actividades tanto domésticas como laborales y de ocio. Es decir, no entra en la retórica de cuidados y cuidadas; si acaso debería decir cuidadoras y cuidadores; aquí se usa “cuidados” como acción de cuidar.
Pues bien, la obra relata la historia de tres mujeres que se debaten en la cotidianeidad de su soledad, que desempeñan una labor activa en la sociedad. Mara es el ama de casa que lleva toda la carga doméstica de un trabajo impagable, inapreciable y agotador; además ejerce de limpiadora en una empresa que no la tiene dada de alta en la Seguridad Social; sufre el despido solo por preguntar acerca de su situación laboral. Sole, cuñada de Mara, tiene como ocupación principal ayudar en la casa y participar en un juego “on line” hasta conseguir el máximo nivel de especialización. Y Dolo es una periodista de prestigio en la televisión al frente del programa “Extrema actualidad”; también sufre el despido por pedir subida de sueldo y mejora laboral.
La pieza se esfuerza en evitar al género masculino en la narración. No obstante, el hombre aparece por elisión: Mara y Sole dialogan acerca de quién podría atender a los hijos de Mara en su ausencia; ambas eluden pronunciar la palabra y quedan mirando al público que mentalmente termina la frase. Y el género masculino se personifica en los dos hijos traviesos e inaguantables, que no aparecen físicamente, como dos elementos muy inquietos que son difíciles de soportar.
Sea intencionadamente o no, el caso es que el género masculino aparece como ingrediente perturbador. Por el contrario, la mujer se muestra como un componente social enormemente activo y sufridor.
A pesar de lo dicho, “Cuidados” no me parece una obra feminista a ultranza y por lo tanto excluyente en cuanto al género. Quizá pretenda adentrarse en ese universo femenino, auténtico y cierto, en el que la mujer se debate, no contra el hombre, sino consigo misma. Dolo y Mara se abrazan en un acto de reconciliación y dicen: “A nosotras no nos va a pasar”. Este un abrazo y esta frase sintetizan la poética de la obra. Es un acto emotivo de ayuda mutua, comprensión, resignación, compromiso y colaboración. El texto propone un diálogo abierto a la reflexión.
La puesta en escena, dirigida por el mismo autor, juega a escenificar la narración. Los personajes están muy bien definidos e interpretados en su sicología con claridad y decisión. No obstante, tanto las transiciones como ciertos pasajes parecieran pecar de dudas, de la inseguridad propia de un estreno al que le falta rodar.
Finalmente, deseo subrayar lo que ahora se llama espacio sonoro. Aparte del gran trabajo técnico que dibuja espacios laterales y desplazamientos, los sonidos propuestos conforman un recital de personajes, situaciones y atmósferas que dialogan perfectamente con las acciones. Los niños correteando, los murmullos de los lugares de trabajo, los sonidos del móvil, el “bip, bip, bip” de la máquina que dibuja la vida de la anciana moribunda, todo lo que se escucha pero que no se ve constituye un fantástico relato en sí mismo que posee entidad propia. Las escenas donde las mujeres hablan a través del ordenador son otro acierto para la imaginación de lo que existe pero el público no ve.
Manuel Sesma Sanz
Espectáculo: Cuidados. Dramaturgia: Juanje de los Ríos. Codirección y codramaturgia: Aldara Molero. Intérpretes: Cristina Canudas, Aldara Molero e Irene Serrano. Escenografía: Producciones Bernardas. Iluminación: Nuria Henríquez. Música y espacio sonoro: Nando Jiménez. Dirección: Juanje de los Ríos. Compañía Bernardas. Sala Cuarta Pared de Madrid, 1 a 3 de junio.