El Chivato

Danza afuera (I)

 

Había una vez…

La Danza Teatral de Occidente tuvo sus orígenes en las salas de la corte francesa del siglo XVII. En sus meros comienzos, no se trataba de espectáculos teatrales sino más bien de bailes sociales en los cuales danzaban todos los cortesanos, e incluso el mismo rey. No obstante, el Rey Luis XIV de Francia -también conocido como el Rey Sol- creó la «Real Academia de Música y Danza» (1661) y a partir de la cual la danza adquirió un ímpetu espectacular/teatral y profesionalista. Desde entonces, comenzaron a cimentarse las bases de la Danza Clásica Académica y también, de lo que llamamos la tradición de Danza Teatral Occidental.

Así, la ‘Academia Clásica’ refería a una convención que se impuso como sistema exclusivo –y excluyente- de formación técnica corporal y de organización estética y estilística del espectáculo de danza. Desde el surgimiento del ‘Programa Clásico-Académico’, dentro de la ‘Academia Real’, el arte de la danza comenzó a codificarse, normativizarse, sistematizarse y, de este modo, institucionalizarse como lenguaje artístico específico. Las salas de la corte dejaron de ser los espacios en donde se realizaban las danzas, pues su profesionalización trajo consigo la utilización de un nuevo espacio para danzar: el proscenio.

Ya en 1670 comenzaba a utilizarse el escenario como espacio único para la realización de las mismas, obligando a un modo también homogéneo de ordenamiento de las coreografías. La frontalidad del escenario impuso una manera específica de apreciar la danza y los recursos de composición espacial responderían, de ahora en más, sólo a criterios geométricos los cuales estaban muy en voga en las ares plásticas de aquel entonces. Los bailarines dibujaban en el espacio escénico figuras como líneas, cuadrados, círculos, elipsis etc. generando siempre imágenes simétricas y equilibradas.

Esta característica, semejante a la ‘perspectiva lineal’ propia de la pintura del Renacimiento, fue un factor decisivamente estructurante del lenguaje balletístico Clásico-Académico. Así, el imaginario espacial en cuestión se enmarcaba dentro del pensamiento racionalista pues el espacio era concebido como una materialidad capaz de representar y evocar un orden universal -matemático y geométrico-, determinado de una vez y para siempre.

Este tipo de organización espacial no era simplemente un mero ornamento estético.

Desde su trono –ubicado en la perspectiva central- Luis XIV debía ver con claridad y definición todo lo que ocurría en la escena, manteniendo el control sobre la totalidad de los movimientos. La danza debía ser calma, controlada, sin sobresaltos ni exabruptos, sin superposiciones ni indefiniciones. En otras palabras, claramente legible, completamente entendible. De esta manera, la Danza Clásica-Académica, en tanto sistema codificado, no sólo daba lugar al reconocimiento de los pasos y figuras, sino a la previsibilidad de los movimientos corporales.

Así, las obras de danza no eran simplemente una excusa de entretenimiento para el público Real. De alguna manera, la ‘Academia’ fue creada como apéndice político e ideológico de la monarquía absoluta de Luis XIV. Era un instrumento para la exhibición y emulación del poder del Rey, como también aparato ideológico que expresaba –y reforzaba- los valores dominantes.

Asimismo, la aparición del escenario produjo otro cambio sustancial, ya que la nueva división espacial entre espectador y bailarín generó una ‘distancia psicológica’ entre ambos. Surgieron así dos polos: por un lado, los bailarines –como ejecutantes de la acción-, y por otro los espectadores mirando y admirando – pasiva, vouyerísticamente- las coreografías.

Fue a partir de entonces que la danza se volvió un arte netamente teatral o espectacular: un arte visual y sonoro, destinado a ser contemplado como un a ‘cuadro vivo’ y cuyo punto de fuga, era el ojo del rey-espectador.

La danza, desde entonces y por varios siglos, se confinó al escenario teatral, pero esta situación tendría un giro a mediados del siglo XX.


Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba