David Selvas reivindica en ‘Tots eren fills meus’ la vigencia del texto de Arthur Miller
El Teatre Lliure estrena la pieza el 22 de febrero
El Teatre Lliure de Barcelona presenta en la Sala Fabià Puigserver de Montjuïc ‘Tots eren fills meus‘ entre el 22 de febrero y el 26 de marzo. David Selvas (‘Àngels a Amèrica’, ‘Hedda Gabler‘) dirige un texto de Arthur Miller de 1947 de sorprendente actualidad: ¿qué poder tienen los jóvenes en la construcción de una sociedad más justa? o , es una crítica al modelo de vida americano de posguerra y al mercantilismo capitalista. Sobre las tablas, Jordi Bosch, Emma Vilarasau, Quim Àvila, Clàudia Benito, Eduard Buch, Ricard Buján / Ramon Mir, Eduardo Lloveras, Francesc Marginet, Gemma Martínez y Clara de Ramon.
Llega a escena el segundo texto teatral de Arthur Miller, cuyo éxito lo lanzó definitivamente a la escritura dramática. La pieza, inspirada en la estructura de ‘El pato salvaje’ de Henrik Ibsen, se basó en hechos reales para construir una tragedia contemporánea.
La historia presenta a Joe Keller y Steve Deever, dos antiguos socios de una fábrica de piezas de aviones que, durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió algunas piezas defectuosas y provocó la muerte de muchos jóvenes soldados. Deever lo pagó con la cárcel y Keller quedó libre y terminó enriqueciéndose. Años después, y a causa del amor, sus respectivos hijos desencadenarán las trágicas consecuencias de aquella catástrofe.
Se trata de una crítica a la sociedad norteamericana de posguerra y al mercantilismo capitalista. Y de una reivindicación del valor de la juventud y de sus ideales en la lucha por una sociedad más justa.
«La obra tiene ahora más sentido que nunca, porque nos puede hacer reflexionar sobre el único modelo económico y social que hay ahora y que damos por bueno: o arreglamos el capitalismo los que creemos en él o no hay más opciones viables«, ha explicado Selvas.
Además del fracaso del sueño americano, el espectáculo habla también de la guerra y las heridas que deja, de los secretos familiares y de un pasado que siempre vuelve, así como de la asunción de las responsabilidades morales y legales por parte de los demás. El montaje se revela también como una obra de sorprendente actualidad que reivindica el papel clave de los jóvenes en la construcción y la defensa de una sociedad más justa.