De la paridad en teatro
Se habla mucho de la paridad en política, en las empresas, y últimamente en el cine y el teatro. Es como si pudiera asignarse el talento por el sexo, pretensión tan absurda como si la creatividad o la capacidad de realización pudieran otorgarse por decreto. Lo que debe otorgarse a todos, sin distinción de sexo, raza, religión o condición social son las mismas oportunidades, algo que está muy lejos de ocurrir.
Quiero ocuparme en este espacio de tres mujeres-creadoras que se imponen actualmente más allá del fanatismo que pretende otorgar un reconocimiento artístico por decreto de género, mujeres que han sabido ganarse un lugar privilegiado en el ámbito del espectáculo y cuyas obras se presentan en estos días en París. Ellas son: Greta Gerwin directora de la película Little Woman (Mujercitas), Angélica Lidell que presenta su espectáculo en español, Una costilla sobre la mesa: Padre y Madre, y Yasmina Reza que va a presentar su monólogo Anne Marie La Beauté.
Se proyecta en la salas francesas Little Women (Mujercitas), película de la norteamericana Greta Gerwin, basado en la novela homónima que todos conocemos de Louisa May Allcott, lectura básica para adolescentes desde su publicación en Estados Unidos en 1868. Se trata de una novela que ha visto múltiples adaptaciones, al cine, a la tv, a la radio, al teatro y que como todo clásico de clásicos recibe una versión para cada época. El caso de Greta Gerwin es muy interesante porque muestra una vigorosa voluntad para encontrar un lugar en el exclusivo mundo de la realización cinematográfica, en especial para las mujeres. Su identificación con el personaje principal de la novela es revelador en este sentido, pero también con el resto de las hermanas de la familia March, ya que cada personaje completa una faceta femenina. Por cierto que en Francia la novela y la película no se llama Mujercitas, sino La hijas del doctor March, tal vez porque el título original, Little Women les parecía poco serio a los editores.
La película es excelente, Greta Gerwin logra su cometido de inscribir una versión muy actual del clásico utilizado todos los recursos del pasado. Pero aquí no se trata de hacer una crítica del film, seguramente el lector podrá encontrar muchas en las páginas de Internet, lo que me entusiasma es presentar el talento y fuerza de una actriz-escritora que se decide a entrar en el mundo de la realización sin necesidad de una promoción de género. Me encanta evolución de Greta Gerwin, que va de ser actriz, convertirse en guionista, hasta llegar a la realización de sus propios proyectos, como esta versión muy lograda de Mujercitas.
Las otras dos personalidades, Angélica Lidell y Yasmina Reza son más teatrales y forman parte de la temporada del Teatro Nacional de la Colina de París.
En primer lugar aparece la española Angélica Lidell, quien ha sabido imponer una estética y una manera de abordar el teatro desde el cuerpo como espacio de destrucción y sublimación. No quiero detenerme en la crítica a los espectáculos que presenta en París a partir de esta semana, Una costilla sobre la mesa, Padre-Madre, quiero hablar del fenómeno Angélica Lidell. Con una fuerza excepcional ha sabido imponerse en los escenarios de España y de Francia, y en cada espectáculo Angélica arriesga alma, corazón y vida.
Además sabe navegar contracorriente de modas y tendencias. Ella que habla siempre desde lo más profundo de su feminidad, en su obra anterior, La Letra Escarlata reniega de un feminismo puritano, de “este mundo donde las mujeres odian a los hombres”. Me consuela ver que una mujer con fuerza creativa se opone a la manida imagen de la mujer-víctima, que de manera vindicativa se impone en las redes sociales.
En la escena Angélica Lidell ha demostrado que es profunda y flexible, y que sabe arriesgar su cuerpo hasta la sangre. Lo ha hecho desde el primer espectáculo que le vi en Aviñón, La casa de la fuerza y seguramente lo confirmará a partir de esta semana en el Teatro Nacional de la Colina con Costilla sobre la mesa: Padre-Madre.
En tercer puesto, aunque no en el último, está la dramaturga francesa Yasmina Reza, excelente escritora, todo género confundido, que presenta un monólogo que ella dirige en el Teatro de la Colina. Yasmina Reza también ha pasado por todas las fases del teatro: actriz, dramaturga y directora, aunque en donde más se ha distinguido es en la dramaturgia. Autora de obras reconocidas internacionalmente como Arte, Conversaciones después de un entierro, o Un Dios Salvaje, Yasmina Reza, ocupa un lugar privilegiado en el ámbito teatral internacional, ganado a pulso por su talento, no por su sexo. En el Teatro Nacional de la Colina escribe y dirige un monólogo para una actriz, Anne Marie La Beauté que será interpretado por un actor. En dicho monólogo se habla de las esperanzas, dificultades y fracasos en el mundo teatral. Un trabajo dentro de los cánones, pero con un excelente conocimiento y eficacia dramática.
Así que todos podemos pensar que nos discriminan, por nuestro origen, por nuestra condición social, por nuestro sexo, por nuestro idioma, lo que no se puede impedir es que nuestro talento se inicie en el camino de la flor: hombre o mujer, y ahí nadie nos detiene.