Sud Aca Opina

Debilidades y fortalezas

A estas alturas del partido ya todos deberíamos conocer o al menos sospechar ligeramente cuales son nuestras mayores fortalezas y cuales nuestras peores debilidades. Donde están nuestras ventajas comparativas y donde nuestras falencias. Y si aún estamos un tanto perdidos en nuestra auto definición como personas dentro de una comunidad, es muy fácil preguntarle a quienes nos conocen como para tener una buena aproximación, considerando eso sí, que no solo nuestros afectos nos conocen ya que lo más probable es que ellos solo nos echen flores resaltando virtudes.

Otra alternativa sería la de repasar cuales han sido algunos de nuestros logros pasados, esos que nos llenaron de satisfacciones.

Con voluntad de saber quiénes somos y donde estamos parados, esta definición no es tan complicada.

Insisto, si tenemos una real voluntad de hacerlo.

Quizás con las debilidades no podamos hacer mucho, porque seguro hemos tratado en múltiples ocasiones de superarlas. Si siguen ahí es porque solo lo logramos a medias y lo más probable es que sigamos tratando.

Pero ¿Y las fortalezas? ¿Qué hacemos por ellas?

Muchos solemos ocupar demasiada energía tratando de superar debilidades, olvidándonos de para que somos buenos. Como no tenemos el éxito asegurado, esquivo casi siempre, nos llenamos de frustraciones. Por evitar fracasos, dejamos de lado demasiados logros posibles.

Es bien sabido eso de «Órgano que no se usa se atrofia». Si no lo creen, pregúntenle al vello corporal en retirada que alguna vez nos protegió del frio o a los solitarios caninos cada vez con menos trabajo por hacer, que antes de la existencia de los veganos desgarraban la carne de nuestra comida o al apéndice que de tanto en tanto se manifiesta con dolor y pabellón.

Potenciando nuestras habilidades para llevarlas a niveles superiores, estas sin duda arrastrarán a nuestras debilidades disolviéndolas hasta el punto de hacerlas casi desaparecer.

La utopía del paraíso no existe pero tenemos el potencial como para acercarnos bastante a él disfrutando del camino recorrido a pesar de los tropiezos.

Puede que nuestra voz suene a un instrumento destemplado pero seamos capaces de cocinar platillos de gourmet para maravillar a nuestros comensales.

Puede que escribamos con tantas faltas de ortografía que seamos ilegibles pero sepamos combinar con maestría innata los colores como para pintar de manera seductora y atraer miradas curiosas.

Puede que no sepamos ni siquiera clavar un clavo pero podamos construir historias llenas de magia onírica para hacer soñar a otros.

Puede que creamos no servir de mucho pero siempre, siempre, tendremos alguna habilidad capaz de darnos ventajas comparativas y satisfacciones.

En este mundo materialista en el que nos ha tocado vivir, donde estamos sobre estimulados, sobre exigidos, sobre endeudados… Sobre endeudados principalmente con nosotros mismos, nunca es demasiado tarde como para darnos cuenta de cuáles son las mejores herramientas con las que contamos para satisfacer nuestro espíritu creativo.

A crear entonces con toda la fortaleza que nos defina como personas únicas e irrepetibles.


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