Decúbito supino
Cuando las circunstancias te llevan a pasar más tiempo en tendido prono o supino, o decúbito prono o supino, por rumores de tu cuerpo que no acaban de ser entendidos por los traductores médicos, el cansancio mental se apodera de todos los impulsos básicos y uno queda a merced de lo externo como único material de combustión. La radio es un eco cansino, la televisión se apoya en los mismos gritos, hay canales de ciencia que nos ayudan a comprender nuestra propia insignificancia, aprendemos a raspar carpas o vemos cómo hay más partidos de fútbol que cajeros automáticos.
En este contexto netamente depresivo, sin ganas de hablar con nadie, ni de enfrentarse a los trámites ordinarios, pasan las horas, se toman decisiones lógicas, no ir a México, a una Feria del Libro Teatral que al final se ha suspendido, una incapacidad de concentración que nos lleva a anular citas para ir a representaciones de teatro que uno desea ver, una apatía que coagula las ideas, que en los momentos de máxima audiencia de nuestras neuronas nos llegan signos claros de que algo está pasando, que entra uno, como diría Alfonso Sastre, en otro tranco de su biografía, que así no se puede seguir, que hay que decidirse sobre cuestiones primarias, sobre maneras de vivir lo que nos quede, aprovechar mejor las fuerzas y ponerlas al servicio de lo que a uno le parezca más útil o sienta más necesidad de hacer.
Dicho esto, para que se me entienda, veo una sesión parlamentaria en la Asamblea de Madrid, que vuelve a ponerme en estado de firmes, se anuncia una remodelación del gobierno y , ¡oh sorpresa!, se crea la Consejería de Cultura. Así, sin más, de CULTURA, sin añadirle nada más. Y nombran para ello a Jaime de los Santos, hasta ahora director de la oficina de cultura o algo así, que dependía de Presidencia. Por si alguien tiene alguna duda se trata de un gobierno del Partido Popular. El que ha tratado por complejos, animadversiones y sentido de la venganza a patadas a casi todo lo cultural. Pues, ahora, hoy, en Madrid, la Comunidad, no la ciudad, vuelve a tener una Consejería de Cultura y eso debe ser bueno para toda la ciudadanía.
Sí, claro, veremos qué van a hacer. Pues en lo que yo algo entiendo, es decir las artes escénicas, la gestión de Jaime de los Santos ha sido bastante más eficaz, mejor y progresista que la de sus pares en el Ayuntamiento de Madrid, en manos de Ahora Madrid, una coalición con Podemos de por medio que no tiene titular de Cultura, sino que la alcaldesa asume esas funciones. Los nombramientos en las instituciones y eventos que dependen de la CAM, han sido de una mejor calidad y a sus programaciones me refiero, con el festival de Otoño de nuevo en estado temporal lógico y propuestas de nivel y con una programación en los Teatros del Canal de gran entidad, de lo mejor que se anuncia en esta temporada.
Entonces, con unas décimas de fiebre, me pregunto, ¿la gestión cultural en estos niveles, depende de consignas de partido o del talante y conocimiento de las personas colocadas al frente de las instituciones? Y no tengo una contestación, tengo mil, que abren mil dudas más y por eso corto, para embadurnarme de harina pensando en estos asuntos que nos afectan más de lo que parece.