Foro fugaz

Delon – Schneider

Para los que tuvimos el privilegio de vivir la década de los 60s del siglo pasado, la pareja de Alain Delon y Romy Schneider fue el símbolo de juventud, belleza y talento. El tiempo pasa, pero los recuerdos son como un presente absoluto, teatral, por eso cuesta trabajo envejecer. Consideremos la vida en donde el pasado se confunde con el futuro, como en el gran teatro del mundo, y recordemos a estos amantes que iluminaron nuestras ilusiones.

En estos días en que se recuerdan hechos y dichos de Alain Delon, acabo de leer un texto que me conmovió, escrito ante el suicidio en 1982 de Romy Schneider en el que Delon expresa su amor y su tristeza por la muerte de quien fuera su gran impulsora:

Te miro dormir; estoy a tu lado; en tu cabecera. Estás vestida con una túnica roja y negra, bordada en tu pecho, flores, me parecen.
Me despido de ti, una larga despedida. Miro tu rostro y me parece que nunca has estado más bella. Y me parece que es la primera vez en mi vida –y en la tuya- que por fin te veo serena y en paz. ¡Qué tranquila! ¡Qué elegante! ¡Qué bella! Te miro dormir aunque me digan que estás muerta.
Pienso en ti, en mí, en nosotros. ¿Soy culpable de algo? Es una pregunta recurrente cuando estamos frente a un ser que hemos amado, que amamos siempre, y que se fue. Es un sentimiento que nos inunda hasta que regresa a su fuente para decirnos que no somos culpables, no, aunque responsables, sí. Soy responsable.
Fue por mí, que en París dejó de latir tu corazón. Fue por mí porque hace 25 años fui elegido para actuar contigo en ‘Christine’.
Llegabas de Viena y yo te esperaba en la estación con un ramo de flores que yo no sabía como presentarlos. Los productores de la película me habían dicho: “en cuando baje del tren, avanza y entrégale el ramo”. Así estaba en el andén, como un imbécil con mi ramo de flores, rodeado de una horda de fotógrafos que te esperaban. Apareciste, yo avancé, le preguntaste a tu madre, “¿Quién es este muchacho?” “Debe ser Alain Delon, tu pareja en la película” respondió.
No fue un amor a primera vista; pero fui a Viena a filmar, y entonces sí, me enamoré de ti como un loco, y tu aprendiste a amarme. (…)
¡Dios mío! ¡Qué jóvenes éramos y qué felices!
Cuando terminó la película te propuse: ‘Ven a vivir conmigo en Francia’ a lo que respondiste: ‘sí, quiero vivir contigo en Francia’. ¿Recuerdas el escándalo? Tu familia, tus amigos ¡furiosos! En Austria, en Alemania me acusaban de raptor, de raptar a su ‘Emperatriz’!
Yo, un francés que no hablaba una palabra de alemán, y tú, ni una palabra de francés. Nos amamos sin palabras, nos veíamos y nos reíamos. Pero al cabo de unos meses aprendiste el francés y entonces actuamos juntos dirigidos por Visconti…”

Hasta aquí la carta de despedida de Alain Delon para Romy Schneider. Me detengo a pensar en la puesta en escena de Visconti de Lástima que sea una puta, de John Ford en el Teatro de París, en 1961 en donde actuaron juntos. ¡Qué momento de teatro tan intenso debió ser! Lucino Visconti al mando de la puesta en escena y Romy y Alain en los papeles de los hermanos incestuosos. Belleza reconocida por el propio Visconti, que después filmaría con Delon dos de sus más afortunadas películas, Rocco y sus hermanos y El Gatopardo; y con Romy Schneider filmó la historia El trabajo de Bocaccio 70. Todo ocurría en los fabulosos años 60, gloria del cine italiano y esplendor de dos actores míticos.

Ahora en ese espacio del recuerdo, del mito, de la vida más allá de la vida volverán a hacer más luminoso ese cielo.

Y como conclusión termino con las notas de un bolero que inunda mi recuerdo: …un viejo amor, ni se olvida ni se deja, un viejo amor de nuestra alma sí se aleja, pero nunca dice adiós…

París agosto de 2024


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