Críticas de espectáculos

Demasiado humano/Jaime Romo/Traspasos

Contra el yo
Obra: Demasiado humano
Autor: Jaime Romo
Intérpretes: Alfonso Torregrosa, Elisenda Ribas, Rafael Martín, Goizalde Núñez, Eduardo Mac Gregor, Susana Hernaiz, Txema Blasco
Escenografía: Mikel Gómez de Segura
Iluminación: Oier Ituarte
Vestuario: Beatriz San Juan
Música: Aitor Agiriano
Dirección: Mikel Gómez de Segura
Producción: Traspasos Kultur, S.L.
Teatro Arriaga –Bilbao- 27-02-07
Frederick Nietzche aparece en un estado que roza la locura, pero que no deja de tener destellos de una brillantez exuberante, capaz de diseccionar asuntos filosóficos de gran entidad, acompañado por su fiel y anciana sirvienta que le trata no como una asistenta a un hombre en situación terminal sino como una madre que atiende a un niño desvalido. Desde esa situación Jaime Romo teje una obra en donde aparecen los intereses de su hermana puritana en complicidad con un médico siquiatra que le está envenenado con medicinas para acelerar su muerte, y en contrapeso, una antigua alumna y amiga y un profesor y teólogo que lo defienden. Al final todo se debe dilucidar en un juicio en donde se deberá declarar quién mantiene la potestad sobre su magna obra.
Un personaje central muy activado, con una acompañamiento en contrapunto, mucho más cercano, emocional y humanístico encarnado en la sirvienta, frente a las fuerzas de la reacción y de los intereses que tienen en frente a los más utópicos, los más razonables. Todo ello forma una obra muy dialogada sin apenas acciones, en un montaje que se esquematiza voluntariamente, que utiliza un recurso muy primario, pero que regula, texto y montaje, muy bien las intensidades para ir creciendo hasta desembocar en una excelente escena final donde todo acaba por acoplarse y a ello ayuda la excelente interpretación de Alfonso Torregrosa y Elisenda Ribas, siendo ella la que eleva el tono emocional, el que toca la fibra del espectador hasta el paroxismo acompañado de una música y coros impresionantes en uno de los momentos más rotundos de la puesta en escena.
Tienen cabida conceptos, ráfagas de las bases filosóficas, como la negación del yo o de Dios, todo ello bien dosificado para no convertir la obra en un discurso o en un debate filosófico o político, aunque quien desee adentrarse en esas posibilidades tiene algunas puertas abiertas ya que en la obra de Nietzche se encuentran dos fases que han servido para impulsar pensamientos diametralmente opuestos en lo ideológico.
Teatralmente es bastante discursiva, o sea, es teatro de texto, pero bien resuelto por la dirección de Mikel Gómez de Segura que firma así mismo la escenografía, que abunda en el esquematismo, con un nivel alto de los intérpretes con la pareja central antes mencionado como catalizadores de todas las bondades. Un buen trabajo de Traspasos con un texto premiado de un autor que da muestras de su capacidad para empresas de gran envergadura y ambición artística.
Carlos GIL


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