¿De qué sexo es la palabra?

Desde Jesús a Stanislavski

¿Dónde encontramos la verdad hoy o desde dónde se la busca?

La complejidades sobre definir qué es un buen actor, no está alejado de este mundo cada vez más fragmentado.

Este domingo 26 de octubre, fueron las elecciones nacionales en Uruguay.

Venimos de una excelente gestión del gobierno de izquierda de José Mujica, con un incremento económico, y una disminución en la pobreza como no se veía en el país desde la Suiza de América, (1950), la mejoría es innegable: la gente vive mejor. Indiscutible, tanto es así que la clase media se fortaleció y tanto se fortaleció que se olvidó donde estaba y empezó a reclamar: dame más.

Tiene su lógica y explicación: los ciudadanos son más ciudadanos, la ciudadanía y su cultura se conoce de cerca cuando los derechos son ejercidos y uno en la realidad práctica se ve lúcido, amado, tenido en cuenta. Es una verdad contundente, sin fisura ni doble lectura.

No hay analista, politólogo, o futurólogo que se le pueda resistir.

A pocos días, luego de un fracaso estrepitoso en todas las empresas encuestadoras, amparadas por el aparato mediático(daban un 41 para el FA, y sin mayorías parlamentarias, el FA obtuvo el 49,9 y la confirmación de las mayorías en el parlamento), la manipulación estuvo a la orden del día, y casi la marcación de agenda, hoy el panorama hay que asumirlo: la verdad se impone.

La verdad puede durar siglos, incluso, pero siempre termina llegando, podrá ser asesinada una y mil y resucitar y volver a morir, pero acabará por llegar a destino: ser conocida.

La verdad, no hay con qué darle.

Hoy, los editoriales de la derecha, empiezan a rendirse frente a algo que es más contundente que una derrota electoral, sino que es la transformació cultural de la ciudadanía, sí, el cambio y el giro hacia la verdad. Dejemos las mentiras en el pasado, el maquillaje en la nueva derecha, despejemos las almas y aceptemos la honestidad como única salida al mar, ese que nos limpia y nos acuna.

Las miradas sobre los cambios culturales es algo saludable para todos. No hay que mirar más para el costado, hay que aprender a enfrentar y aceptar, y desde ahí trabajar, dar la batalla.

La escena no escapa a estas realidades. La escena se fragmenta sobre las múltiples interpretaciones, miradas, puntos de vista: ¿dónde y bajo qué paradigma está la verdad escénica?

Primero Jesús y luego Stanislavski, pusieron sobre la mesa un tema que hasta hoy no logramos resolver, y está bien, no hay que resolver, hay que ser y dejar de representar, ese es uno de los nudos claves en la cuestión.

Si uno representa, intenta interpretar la ajenidad, lo que el otro quiere, imagina, supone, puede ser, y desde ahí se construye, con buenos, excelentes, malos, y pésimos resultados, pero no se trata de los resultados que se pueda tener ocasionalmente, sino desde qué lugar enfrentamos y trabajamos en este siglo en las artes escénicas la verdad en nuestras tablas , cuerpos, y textos.

¿Desde qué verdad se dirige, se actúa, se escribe se hace escena, lenguaje y contenido?

¿Desde qué verdad se programa , se postula, se gana, se pierde, se vota?

Las verdades se van multiplicando, porque las estéticas también se debilitan en si mismas, aunque así no las éticas, que se recuperan, rescatan y reciclan en los maratones ideológicos que estos tiempos nos imponen a velocidades inhumanas. Imposible. El ritmo no alcanza, ni el corazón, la mente y la capacidad, menos la vida el tiempo y la posibilidad, y uno se encuentra negociando. Sí, en pos ¿de qué? De llegar, ¿ a qué? A lo que supuestamente se debe hacer¿qué sería? Subjetividades de otro, otros, y otros y otros, al infinito. No se alcanza a ver. No, no es por ahí el camino. Me detengo, pienso en mis razonamientos, confío en ellos, los pongo a disposición, el personaje es una herramienta para el actor y no al revés.

Y desde ahí somos, estamos, creamos, en la acción de opinar y absorver el pasado sin desaparecer en él.

La verdad es la que uno defiende, encuentra y decide colocar sobre el escenario. Es la gran ventaja de la ficción sobre la realidad, usemos esa ventaja, y seamos libres.

Marianella Morena


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