Día Mundial del Teatro / 27 de marzo de 2021
Desde 1962 contamos con un día dedicado para exaltar al teatro, una celebración impulsada por la UNESCO a través del Instituto Internacional de Teatro. Siempre es un reto escribir sobre celebraciones y conmemoraciones fijadas en un día del año, porque la tentación de los lugares comunes acecha y la exaltación falaz distorsiona.
Pero un día dedicado a meditar sobre el teatro es una justa tarea y un desafío excitante. En especial cuando vemos que muchas personalidades dedicadas al teatro se han expresado este día sobre su oficio. Lo hizo Jean Cocteau en el lanzamiento de esta jornada en 1962, y los han venido haciendo sobresalientes personalidades de la escena. Como decía el dramaturgo mexicano Víctor Hugo Rascón en el mensaje que le tocó lanzar en 2006: «Todos los días deben ser mundiales del teatro, porque en estos veinte siglos, siempre ha estado encendida la llama del teatro en algún rincón de la tierra».
En este 2021, el mensaje lanzado por la actriz británica Helen Mirren, quiere ser un estímulo por los difíciles momentos por los que atraviesan las artes escénicas, la creación artística, y la vida en general. Año difícil, como todos los años para los que se dedican al teatro, agravados por una epidemia de graves sostenidas consecuencias.
«¡Qué periodo tan difícil para el mundo del espectáculo, para todos los artistas, técnicos, tramoyistas y para las mujeres que han luchado por esta profesión tan estigmatizada por la inseguridad económica!».
Helen Mirren, que es un buen ejemplo de actriz que colinda con tres mundos —teatro, cine y televisión— con muy buena fortuna. También nos habla de las alternativas que han abierto para diversificar y estimular la creación teatral en estos momentos de crisis.
Su imaginación ha sido aplicada en estas nuevas circunstancias en otras formas de comunicar, inventivas, imaginativas, conmovedoras, todo esto por supuesto gracias a Internet.
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En 2020, cuando la amenaza del Covid-19 estaba en sus inicios y nadie sospechaba su verdadero alcance, el portador de la llama teatral del 27 de marzo fue el dramaturgo paquistaní Shahid Nadeem. Me intrigó conocer su mensaje, porque no sabía quién era, y también porque la situación del teatro en Paquistán parece ser muy opresiva por razones políticas y religiosas.
Me encontré con que el mensaje de Shahid Nadeem fue largo y complejo. Ahí explica las dificultades que ha sorteado para hacer teatro en un país cuya ortodoxia musulmana y censura política limita cualquier expresión artística. Nos habla de su experiencia al hacer teatro en Pakistán en su texto por el día Mundial del Teatro 2020:
«A veces nos decimos en broma: “Los malos momentos son buenos para el teatro”. En nuestras circunstancias, sobran los desafíos a enfrentar, las contradicciones y las ocasiones para subvertir el status quo. Mi grupo de teatro Ajoka y yo, hemos estado caminando por la cuerda floja por más de 36 años. De hecho, estar en la cuerda floja significa, mantener el equilibrio entre entretenimiento y educación; entre aprender del pasado y prepararse para el futuro; entre la libre expresión creativa y los enfrentamientos aleatorios con la autoridad; entre el teatro socialmente crítico y teatro financieramente viable; entre llegar a las masas y experimentar con la vanguardia: ante esta situación podemos decir que un creador de teatro tiene que saber conjurar, ser un mago».
En su texto narra las experiencias de su grupo con una obra escrita sobre la vida de un poeta sufí, Bulleh Shah, que vivió hace más de 300 en el Punjab, y que lo ha ayudado a encontrar valores fundamentales del teatro, algo que nos recuerda en la conclusión de su llamado:
«Necesitamos reponer nuestra fuerza espiritual; necesitamos luchar contra la apatía, el letargo, el pesimismo, la avaricia y el desprecio por el planeta en que vivimos. El teatro tiene un papel noble: el de estimular y movilizar a la humanidad para frenar su descenso al abismo. Puede convertir al escenario en algo sagrado. En el sur de Asia, los artistas tocan con reverencia el piso de la escena antes de pisarlo, una antigua tradición cuando lo espiritual y lo cultural estaban entrelazados. Es hora de recuperar esa relación simbiótica entre el artista y el público, el pasado y el futuro. Hacer teatro puede ser un acto sagrado y los actores pueden convertirse en los avatares de los papeles que interpretan. El teatro eleva al arte de actuar a un alto plano espiritual. El teatro tiene el potencial de convertirse en un santuario y el santuario en un lugar de actuación».
Lección de teatro surgida de las circunstancias más adversas, invitación a que la comunidad de teatro, los espectadores que con nuestra aportación económica sostenemos esa aventura, los actores que arriesgan el don de su cuerpo, los técnicos que acompañan los logros, los autores que estimulan imaginaciones, todos unidos en un acto ancestral, lúdico, profano, pero también espiritual y rico en experiencias luminosas cuando regresemos con fe a las salas.
Como concluye Helen Mirren en su llamado de este año por el día Mundial del Teatro: «La impulsión creativa de los escritores, de los diseñadores, de los cantantes, de los actores, de los músicos y de los directores, no será jamás estrangulada y en un futuro muy cercano se desarrollará otra vez con fuerza y con una nueva manera de ver el mundo. ¡Estoy ansiosa de que llegue ese momento!».
París, marzo de 2021