Divide y vencerás, dicen… #chorradas
Es probable que hayan oído hablar alguna vez de la mítica «pelea insular» entre provincias de las islas Canarias, típica por otro lado entre comunidades y pueblos de casi cualquier región española. Mítico y triste, allá donde se mire.
Lo fuerte es que no es simplemente el abucheo o recelo de unos pocos isleños acomplejados, forofos futboleros o ignorantes del más allá de las fronteras, el asunto trasciende hasta los propios partidos políticos, instituciones y sectores más importantes dentro del desarrollo de la comunidad canaria.
Disculpen mi inocencia pero me sigue sorprendiendo tremendamente esta manera tan infantil que tenemos de movernos en el mundo. Sigo oyendo las mismas cosas desde que tengo cinco años.
He estado casi dos semanas en mi tierra natal –Tenerife- y he tenido la oportunidad de reunirme y charlar con algunas personas amigas relevantes y activas en el mundo de la cultura, la enología/ gastronomía y el sector turístico, y me he quedado perpleja de seguir comprobando que la mayoría de los problemas de esta colonia española tienen, todavía hoy, sus raíces puestas en la competencia, la división y la lucha de poderes entre islas.
Por supuesto que esta manera de obrar parte el modelo de conciencia colectiva implantado por el sistema actual en todo el planeta, ¿qué es si no la globalización? «Divide y vencerás», el problema que es nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos, entonces me asalta inminentemente esta pregunta: ¿se puede ser más gilipollas?
¿Cómo es posible que la gente prefiera estar mal siempre y cuando el de enfrente también esté mal? ¿Cómo es posible seguir defendiendo la envidia, los complejos y miedos individuales ante un bien común?
Si Las Palmas de Gran Canaria puede traer producciones teatrales fuertes, por su estructura, contactos o economía, ¿por qué no compartir esa posibilidad cultural con Tenerife? Y si Tenerife encuentra nuevas formas de comercializar los vinos a nivel mundial, ¿por qué incluso el propio Cabildo boicotea o dificulta la tarea hasta encontrar la fórmula de llevarse una medalla por ello para su partido? ¿Cómo es posible que un Concejal de Cultura diga públicamente que no le gusta el teatro? ¿Cómo es posible que no existan profesionales específicos en la gestión y programación de los espacios culturales, que el mismo Concejal administre una tarea que no le corresponde y que además desconoce? ¿Por qué nos fijamos en la diferencia y no en la fuerza común? ¿Acaso no es «Canarias», en este caso, lo que importa? Y si no es eso, ¿qué es lo que verdaderamente importa? ¿Seguir compitiendo con nuestras islas hermanas? #idon´tunderstand
Ya lo dicen los maestros, «lo que das te lo das y lo que no das te lo quitas».
Seguimos dando vueltas en redondo comiéndonos nuestros propios culos y peleando con el de enfrente porque no va en línea recta.
¿Puede uno cambiar su visión, estar por encima de sus propios prejuicios y opiniones? ¿Puede uno decidir y tener el valor de emprender acciones que beneficien a la comunidad sin que el beneficio sea agresivamente a costa de otros? ¿O seguimos necesitando sumar logros para que «mamá y papá» nos valoren? #enestecasomamáypapásomosotodos
El conflicto insular está más que pasado de moda, está podrido en el corazón de los que creen en él. Si uno no es capaz de gestionar el trabajo social y/o del bien común, no por opiniones sino por hechos tangibles, existe la opción de ser honestos, porque seguir haciendo bandera de nuestras bajas pasiones (envidia, competitividad, escases, miedo, cobardía) no es digno de los sectores responsables de una comunidad tan potencialmente rica como Canarias. #obvioqueestoestransportableparacualquierlugar #hoymetocaCanarias
Yo le diría a todos/as esos de las administraciones públicas y privadas cuyas decisiones y gestiones interfieren negativamente en el progreso y bienestar común: «no sacrifique usted a los pueblos por no haber hecho su correspondiente terapia». Y a los ignorantes que defienden las fronteras: «no se equivoque, tiene usted la vida que realmente merece».