Dramaturgias propias
Ya en su día, Federico García Lorca aseguró con sabiduría que «un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo». Efectivamente, cultivar un teatro de espaldas a sus propias raíces y a su propio pueblo sin promocionar una expresión dramática original conduce directamente a la unidad de cuidados intensivos.
El Teatro debe ser capaz de indagar, ahondar en aquellas manifestaciones y experiencias, que se han producido en la historia de los pueblos. En experimentar y perseverar en ellas para sentar las bases de un teatro con personalidad e identidad propia. Sin despreciar la dramaturgia contemporánea universal (Jarry, Brecht, Artaud,…) y sin renunciar a Shakespeare o al Teatro del Absurdo, por poner algunos ejemplos. Pero escapando de convertirnos en meros importadores y, por lo tanto, víctimas de una colonización cultural también en el ámbito de lo escénico. Echando de menos más autores como Sastre, en el sentido de crear un teatro comprometido, que denuncie y critique las fallas de la sociedad.
Poco a poco se van gestando proyectos que ayudan y colaboran en la creación y promoción de nuevas dramaturgias, de dramaturgias con raíz e identidad. Desde esta misma revista hay líneas de publicación para dramaturgos y jóvenes dramaturgos desde hace años, el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco hace ya una larga temporada publicó una orden de apoyo a la creación de textos teatrales. Hace unos días, con toda la humildad del mundo DSS 2016, el Teatro Principal de Vitoria, el Teatro Arriaga de Bilbo y el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián pusieron en marcha una convocatoria abierta denominada «Nuevas dramaturgias, un laboratorio de creación escénica». El objetivo principal es trabajar para la creación de una cantera de material dramático original que sirva de referente a las compañías teatrales y a los creadores escénicos. En definitiva, aportar un granito de arena para enriquecer el corpus de la dramaturgia vasca contemporánea. Hablo sobre lo que conozco pero seguro que hay más iniciativas en otros lugares que habrá que aprovechar.
Después quedarán los retos de poner en pie los textos, de que lleguen al público o como mínimo a la luz para que tengan su oportunidad escénica. Se deberían cerrar los procesos. No es muy efectivo promocionar la creación si después no se le da visibilidad: publicación, lecturas dramatizadas o puestas en escenas. Convertirlas en teatro que es para lo que han nacido. En ocasiones, si no se consigue la cuadratura del círculo los esfuerzos son baldíos.