Eduardo II/Vaivén-Barranco
Amor y Poder
Obra: Eduardo II
Autor: Christopher Marlowe
Intérpretes: Aitor Beltrán, Jon Calvo, Kike Diaz de Rada, Asier Hernández, Alberto Iglesias, Ramiro Melgar, Ana Pimenta, Carlos Pinedo
Escenografía y vestuario: Mario Pérez Tapanes
Iluminación: Rafa Mojas
Música original: Iñaki Salvador
Versión y dirección: Etelvino Vázquez
Producción: Vaivén Producciones, Barranco Promociones Culturales Serantes Kultur Aretoa –Santurtzi- 11-03-05
La mayoría de los grandes dramas dramáticos con raíces históricas se hayan plasmado siempre como la dialéctica entre el Amor y el Poder. Dos conceptos que parecen repelerse. Eduardo II está enamorado y sus nobles le dicen que no se preocupa adecuadamente de Inglaterra. Pero además está enamorado del joven hijo de un carnicero al que colma de títulos. Demasiados prejuicios acumulados como para que no se desate una conspiración, un conflicto trágico, brutal, con desenlace fatal, pero en donde el Poder se va convirtiendo en amor de conveniencia. Los celos de la reina se convierten en material iniciador del conflicto armado, pero subyace, además, el repudio a la actitud del rey, y las ansias de poder político y económico de las clases dominantes.
Este bello texto de Marlowe no llega con frecuencia a los escenarios por el propio contenido, lo que tiene de escandaloso, todavía, el amor homosexual y por la complejidad dramatúrgica. Bien resuelto el espacio escénico con una sugerente escenografía y su uso, que la convierte en referencias de diferentes ámbitos y que se utiliza para las batallas, con una solución tan sencilla como adecuada para la integración de todo el equipo actoral en todas las acciones que se suceden para ir creando una constante narración escénica con una iluminación que toma protagonismo en algunos pasajes.
Teatro de texto, en donde los actores que interpretan los personajes centrales solventan con nota sus momentos para la intensidad, los matices o la expresividad. Se trata de un sólido trabajo de dirección e interpretación, con un texto que fluye y se funde con los movimientos y los sonidos y músicas. Su conjunto es un montaje muy elaborado que merece la pena disfrutarse. Abstenerse banales.
Carlos GIL