Una cierta dosis de egoísmo natural está ligado al instinto de supervivencia de todo ser viviente pues asegurándose el individuo la propia vida, está asegurando la conservación de su especie.
Podría ser relativamente cierto si nos encontrásemos en medio de un hábitat salvaje donde el alimento escasea y fuésemos presa fácil de nuestros depredadores afanados en su propia supervivencia.
Mmmmmm ¿Y que es una gran ciudad contemporánea sino eso, una ya deshumanizada selva de cemento?
Un espacio donde prima la supervivencia por todo medio, donde el ritmo de esa vorágine irracional está subordinado a los movimientos de una masa impersonal carente de todo sentimiento. Como siendo parte de un macro cardumen de sardinas, nos movemos sin saber muy bien el por qué o hacia donde, tratando de que no nos atropellen en cada cambio de dirección, al menos no demasiado.
Todas las mañanas, cazadores de traje y corbata salen a cazar el sustento provistos de chequeras sin espalda financiera, sus computadores personales y mentiras standard a granel. El ser humano como persona ha dejado de tener importancia para transformarse en presa de su propia especie. Clonaciones de tarjetas de crédito, suplantación de identidad, robos a mujeres y jubilados, como un animal, el hombre acecha a otros hombres para alimentarse del más débil. Y una de sus armas más efectivas es el egoismo. Todos conocemos ejemplos de alguien que acumula riqueza solo para multiplicarla hasta el día de su muerte en que deja este mundo con una fortuna que no se puede llevar allá, a lo desconocido, y tremendamente pobre en afectos. No solo muere materialmente para desaparecer cuando su cuerpo sea comido en un festín de gusanos, sino que su memoria también desaparecerá por la sabiduría del tiempo que nos hace olvidar lo negativo.
Al juntarse el ser humano en comunidades, obtuvo el beneficio de logros que como individuo jamás hubiese logrado optimizando recursos y consumos, pero en el modelo contemporáneo, esas comunidades están siendo desmembradas para llevarlas a la singularidad capaz de consumir más. Porciones de comida enormes donde se pierde demasiado, objetos desechables a corto plazo, tecnología de punta que pasa en un pestañear a ser arcaica, precios inalcanzables para la mayoría que debe conformarse con lo que puede para comprar una y otra vez por la mala calidad de lo que adquiere. El cazador sale temprano por la mañana cuando sus hijos aun duermen, pasa horas en el transporte público en calidad de sardina enlatada, trabaja como caballo de carrera sin poder ver más que lo que se le permite ver, come grasa express, bebe café para no dormirse en su escritorio, de vuelta a/ su casa que difícilmente se podría llamar hogar, tiene sexo por compromiso, lo más rápido posible para poder dormir evadiéndose de su realidad y vuelve a sonar el despertador como profeta delo que será más de lo mismo.
Todas las condiciones están dadas para que el egoísmo sea el supremo rector de conductas.
Al ser el español una lengua viva, quizás el nosotros desaparezca para transformarse en un perpetuo yo.
Para llegar a las conductas inhumanas que vivimos a diario, se tuvo que pasar por un estadío de humanidad al cual tenemos que ser capaces de volver.
Las artes por estar más en el ámbito del sentimiento que de la razón, pueden llevarnos a reflexionar sobre nuestra conducta
