Escritorios y escenarios

El arte de disfrutar al arte

Cuando uno pasa tanto tiempo dedicándose al trabajo artístico, cuando el arte se convierte en la causa del sustento económico, es probable que uno olvide que el arte es divertido. Nadie obliga a nadie a convertirse en pintor, en cantante o en actor. El arte no es un trampolín para la fama pese a que la cultura dominante, nos ha hecho pensar que sí, que arte y fama, o arte y dinero son sinónimos. Pero la realidad nos ha demostrado, una y otra vez, que arte y dinero, en la mayoría de los casos, son antónimos. Y que para saltar a la fama basta con tomarse una foto desnudo en una actitud provocadora y listo.

Antes de la hegemonía del capitalismo, el arte se trataba de otra cosa. Sí, había humanidad antes del capitalismo. Y ahora en el capitalismo ¿hay humanidad? ¿De qué debería tratarse el arte en el capitalismo?

Uno olvida que el arte es divertido, que se hace porque es placentero, porque nos permite reconocer nuestro mundo interior y vincularnos con otras personas. Yo misma he sido víctima del terror que supone escribir algo, pintar algo, cantar algo y no poder disfrutarlo porque hay que hacerlo demasiado bien, demasiado en serio.

He dejado de dibujar amputándome las manos. He dejado de cantar silenciando mi voz. No es que pretenda convertirme Leonora Carrington o en Janis Joplin, aunque en mi adolescencia me parecía a Janis, al menos en el look. O eso me decían. Pero tal vez mis garabatos desproporcionados solo intentan existir para hacerme reconocer que tengo un nudo en la garganta, o que estoy feliz, o que en mi interior hay un espacio para otro que no soy yo, que eres tú, es decir, que tu habitas en mí y que, en definitiva, te quiero. Y como quiero que lo sepas te hago un dibujo, te escribo una carta. Los más audaces escriben poemas y hasta canciones.

Quizás para estar cerca de ti, o por estar cerca de ti, es que propongo que cantemos juntos, aunque la voz me salga toda desafinada. Y si cantáramos más seguido, mi afinación mejoraría. Quiero cantar contigo y con otros porque me gusta, porque lo disfruto, porque nos une, porque nos hace cómplices, porque me hace feliz incluso cuando la tristeza me consume.

Quizás hoy escribo estas palabras desde la rabia, desde la extrañeza. Porque no dejo de mirar con estupefacción que muchos se han tomado el arte demasiado en serio. Tan en serio que lo miden con escuadras y con reglas. Tan en serio, que cada vez es menos divertido.

Y sí, los niños deben divertirse en el hacer artístico, pero los adultos también. Es como si el arte de disfrutar al arte, estuviera en vía de extinción para aquellas personas que se dedican al arte y eso me parece una absurda anomalía.

Domingo 23 de julio del 2023.


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