El Ballet de Milán interpreta ‘La Cenicienta’ en el Centro Niemeyer
La versión de ‘La Cenicienta’ del Ballet de Milán es una divertida y emocionante versión del cuento Charles Perrault que se podrá ver el 6 de mayo a las 20:30 en el Auditorio del Centro Niemeyer de Avilés (Asturias).
Con coreografía de Giogio Madia y música de Gioachino Rossini, ‘La Cenicienta’ se configura como un espectáculo para todos los públicos ambientado en la Italia de postguerra, durante la década de los 50, y narra la historia de la precaria vida de la Cenicienta, de acuerdo al cuento clásico de Charles Perrault, tomando como contexto los clichés y roles típicos del período posbélico.
La música de ‘La Cenicienta’ del Ballet de Milán está basada en Rossini y enriquecida y trabajada por oberturas de Guillermo Tell, El barbero de Sevilla, La italiana en Argel, Otello, etc., además de sonatas para cuerdas y piezas para piano.
La partitura, a diferencia de cuanto sucede en los ballets tomados de la ópera, se compone aquí usando transversalmente el catálogo rossiniano, cogiendo prestados fragmentos camerísticos (desde las sonatas para cuerdas hasta las composiciones para fortepiano) para solos y pas de deux. El material musical más adecuado y eficaz para la recuperación del elemento mágico del cuento está en las composiciones creadas por Rossini para llamar la atención y producir el asombro del espectador distraído y ocupado que frecuentaba el teatro italiano de principios del siglo XIX, aquéllas en las que el genio de Pesaro experimenta nuevos sonidos creando un estilo inconfundible: las oberturas. Las sinfonie avanti l’opera de La gazza ladra, Il Signor Bruschino, Guglielmo Tell, Il barbiere di Siviglia, L’Italiana in Algeri, con su brillantez, su virtuosa acrobacia, los efectos cómicos y paródicos, visten perfectamente una coreografía que restituye la ambientación imaginaria propia de hadas, carrozas, caballos y zapatos de perraultiana memoria, donde el genio de los medios musicales expresivos se hace eco de la sorprendente invención coreográfica de Giorgio Madia, ayudando a componer los fragmentos de cualquier pastiche musical que convierta la pièce larmoyante en un ballet para celebrar la creatividad mágica, tout court, de la poética rossiniana.
El coreógrafo Giorgio Madia se incorporó al cuerpo de baile de la Scala de Milán en 1983 y desde 1985 fue bailarín solista de Ballet del Siglo XX, de Maurice Béjart, Ballet de Lausanne (Suiza), Ballet de Pnnsylvania y del San Francisco Ballet, entre otras. De 2003 a 2005 ocupó el cargo de director del Ballet de la Viena Volkoper. Ha ganado tres premios de la crítica: Máscara de Oro en 2006 a la mejor producción con La bella durmiente, Mejor Dirección en 2007 con La Cenicienta y Mejor Dirección en 2008 con Los Cuentos de Hoffmann.
El Ballet de Milán cuenta con una trayectoria de más de un cuarto de siglo y ha actuado en escenarios de todo el mundo. Está considerado como el embajador de la danza italiana y clasificado entre los de mayor nivel artístico a nivel mundial.