El Chivato

El Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral-CELCIT, Premio Max Hispanoamericano

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Luis Molina (a la dcha) durante la celebración del FITCA2010
El Comité Organizador de los Premios Max de las Artes Escénicas concede el Premio Max Hispanoamericano 2010 a CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral). El organismo se fundó en 1975 por Luis Molina junto a un grupo de hombres que tenían como sueño la integración del espacio escénico y creativo de Latinoamerica. El CELCIT es una institución independiente, no gubernamental y sin fines del lucro con el ambicioso objetivo de facilitar el dialogo y el intercambio teatral entre América Latina, España y Portugal.

Este premio es una de las cuatro estatuillas que se entregan por designación directa en la décimo tercera edición de los galardones, junto al Premio Nuevas Tendencias, el Premio de la Crítica y el Premio de Honor. CELCIT recibirá el galardón en la ceremonia de entrega de la XIII Edición de los Premios Max, el próximo 3 de Mayo, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

En los años anteriores el galardón ha recaído en Roberto “Tito” Cossa (2009); Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica (FITEI) (2008); Julio Bocca (2007); Víctor Hugo Rascón (2006); Fanny Mikey (2005); Festival Cervantino de Guanajuato (México) (2004); Marco Antonio de la Parra (2003); Teatro General San Martín (2002); Les Luthiers (2001); Festival Internacional de Teatro de Cádiz (2000); Héctor Alterio (1999); Alicia Alonso (1998).

CELCIT

Se puede decir sin temor a equívocos que el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT), fundado en 1975 por Luis Molina López, es todo un ejemplo de heroísmo cultural. El CELCIT nació hace casi 35 años como un espacio común para la creación, la investigación y la formación de la difusión de las artes escénicas. Entonces no existía la convergencia política iberoamericana consolidada hoy día, por lo que su mérito es aún mayor.

Los antecedentes del CELCIT se encuentran en la Federación de Festivales de Teatro de América Latina, con sede primero en Puerto Rico y después en Venezuela. En 1975 el Ateneo de Caracas convocó la primera reunión de dirigentes culturales de América Latina, una de cuyas recomendaciones fue la creación de un organismo que se abocara a los objetivos teatrales del continente. Esa iniciativa derivó en el nacimiento del CELCIT, que nombró a Luis Molina López como director y a María Teresa Castillo como presidenta.

Ningún obstáculo les detuvo: ni la desunión artística, ni la escasez de recursos económicos, ni el desinterés de muchas instituciones, ni las dictaduras florecientes de la época. Muy al contrario, sirvió para cerrar las puertas a la desconfianza que existía en la escena iberoamericana, ampliando poco a poco su campo de trabajo no sólo al teatro, sino también a la danza, la pantomima, la narración oral y en general con todas las artes que se integran en la escena.

Desde entonces su actividad ha sido imparable. Sus tareas se centralizan en tres secretarías internacionales: la de Formación y Creatividad, con sede en Argentina; la de Promoción y Difusión, con sede en España y la de Investigación y Publicaciones, con sede en Venezuela. Con los años se han ido creando filiales y delegaciones en distintos países de América Latina, Europa, Estados Unidos y Asia.

Pero su trayectoria no ha estado exenta de dificultades. El 14 de julio de 2005 un incendio destruyó totalmente el Teatro Laboratorio La Veleta, de la sede central del CELCIT en Almagro. La desaparición de este recinto emblemático en la Ciudad del Teatro de España fue un duro golpe para el CELCIT, que no dudó en reclamar la ayuda y solidaridad de instituciones y gentes del teatro para recuperar un espacio similar para la creación.

Sería interminable enumerar todo lo que ha hecho y hace cada día el CELCIT: los numerosos eventos especiales que ha desarrollado dentro de reconocidos festivales, sus estímulos al talento, la realización de sus propios certámenes y encuentros o los proyectos de cooperación que impulsan, sin olvidar su intensa actividad de publicaciones en internet. Un gran trabajo del que dan fe una legión de instituciones, grupos, compañías y personalidades teatrales que han encontrado en el CELCIT un canal de expresión y difusión de sus creaciones y así como varias generaciones de intérpretes formados en sus aulas.

Una actividad que se ha visto reconocida con numerosos premios. En 1992, Venezuela distinguió a Luis Molina con la más alta condecoración cultural de ese país, la Orden Andrés Bello en su Primera Clase, en reconocimiento a su labor. “Con visionaria y moderna perspectiva, Molina ha sabido imprimir a la institución, desde su nacimiento, la impronta de su sólida cultura intelectual y probada vocación continentalista. En este preciso momento, cuando la integración cultural latinoamericana parece convocar un virtual consenso unánime, justo es reconocer a los pioneros de la causa, a aquellos que. Como los hombres del CELCIT, supieron descubrir un nuevo y fulgurante rumbo a la concertación de nuestros países, acometiendo con tesón y lucidez la integración teatral iberoamericana”, dijo entonces el ministro de Cultura venezolano de la época, José Antonio Abreu.


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