Críticas de espectáculos

El día más feliz de nuestra vida/Laila Ripoll/Alquibla

Retrovisor
Obra: El día más feliz de nuestra vida
Autora: Laila Ripoll
Intérpretes: Lola Martínez, Susi Espín, Esperanza Clares
Escenografía: Adrián Liza
Vestuario: Encarnación López
Dirección: Antonio Saura
Producción: Alquibla Teatro
Kultur Leioa – 03-03-06
Tres mellizas ante las noches anteriores a dos de los días más felices de su vida, según el designio popular, social y religioso de la época. La boda y la primera comunión. Dos momentos de sus vidas en donde de la mano de Laila Ripoll se sacan todos los lugares comunes del imaginario colectivo. Una mirada por el retrovisor de la historia hacia las interioridades de un núcleo, unas trillizas que en pleno franquismo representan a una generalidad de personas que vivían atrapadas en la red socio-política llena de ataduras religiosas, de tabúes, de esperpénticas concepciones de la propia existencia.
¿Se puede trascender a esta mirada intrahistórica estéticamente? El costumbrismo no es un defecto en sí mismo, pero es un instrumento difícil de manejar. Superar la constricción de las costumbres, mostrarlas y elevarse sobre ellas sin quedar atrapados en ese rango estético es una tarea que aquí se intenta. Y se consigue a veces, justamente cuando se eleva el nivel narrativo más allá de lo circunstancial, cuando se “juega” teatralmente, aunque sea a partir de materiales tan obvios como unas canciones o unos rezos.
Es buena idea empezar por el final, no mostrarnos las situaciones de manera lineal. La noche antes de la boda muestra una realidad sórdida, de ignorancia sobre la convivencia en pareja, la sexualidad enturbiada por la desinformación y deformación, con el machismo ancestral como ley, con el amor como referencia lejana y peliculera. Después las vemos ante la comunión, y comprobamos de dónde vienen tantos desenfoques, tantos dislates, tanta represión: de esa educación nacionalcatolicista que el franquismo convirtió en tejido ideológico.
El texto apunta, la dirección carga y las actrices lo convierten en algo vivo, en algo creíble, identificable, cercano, donde reconocerse, para reírse por no llorar con altas dosis de nostalgia. Escenografía, música e iluminación están al servicio del trabajo de las actrices y de la propuesta dramática, logrando un espectáculo teatral agradable y consistente, que debe complacer a amplios sectores de públicos.
Carlos GIL


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