El enemigo
El ser humano necesita de un enemigo a quien responsabilizar de todos sus males, contra quien descargar todos sus malos instintos y poder liberar tanta energía negativa acumulada durante una vida de sobre exigencias. La ira materializada en golpes y destrucción desenfrenada, puede ser la manera de desahogarse de forma inmediata como lo exigen los tiempos en que nos está tocando vivir, donde todo es para ayer y si no lo entregamos a tiempo, ya estamos atrasados.
No creo en la casualidad de lo que se ha vivido en el último año, en que en los lugares más distantes de la tierra como Europa, Asia, América, y aunque no me haya enterado, quizás en África y Oceanía también, la ciudadanía esté manifestando su descontento con destrucción.
Un solo inconveniente; todo aquello destruido, daña más a quien lo destruye que a los responsables del descontento, y por lo demás, la reconstrucción la harán los mismos de siempre, que están muy distantes del sufrimiento popular.
Se han quemado miles de buses del transporte público, pero los dueños de esas empresas, obviamente no se movilizan en ese medio de transporte, sino en sus lujosos autos con chofer. Se han destruido plazas y parques, pero quienes se enriquecen con la especulación inmobiliaria, tienen tan bellos jardines en sus propiedades, que no necesitan ir a la plaza.
El enemigo inmediato obviamente son las fuerzas de orden y seguridad, meros empleados al servicio del gobierno de turno. Sin importar si el gobierno es de izquierda o de derecha, aunque hoy en día parecen ser lo mismo, ellos deben responder a su patrón, quien a su vez debe responder a los inversionistas, quienes han confiado en ellos al financiarles sus campañas políticas para multiplicar su patrimonio.
Según una de las definiciones de la Real Academia Española de la Lengua:
Política: Cortesía y buen modo de portarse.
Ja, ja, ja…
Lo revisé un par de veces y no se refería a un antónimo, sino a la definición misma.
Seguramente se tomó como ejemplo para esta definición a un extraterrestre de visita en nuestro planeta.
Seguramente algunos connotados ciudadanos griegos pertenecientes al senado y grandes expositores de sus ideas en el ágora, deben estar retorciéndose ante este contrasentido.
Cuando escucho esta frase, de inmediato quisiera descargar mi rabia contra quien la pronuncia.
“Cada sociedad tiene a los gobernantes que se merece”.
Nooooooo, ni yo ni nadie, nos merecemos la clase de gobernantes que están dirigiendo los destinos de este planeta. Salvo honrosas excepciones, tenemos demasiados flautistas de Hamelín que nos llevan hacia un destino negro.
Las decepciones, la fatiga, las frustraciones, los fracasos… se han acumulado en nosotros hasta nublar nuestros pensamientos sin permitirnos encontrar el camino adecuado para reconstruir las confianzas.
Necesitamos crear una nueva sociedad a partir de ayer.
Necesitamos desesperadamente crear.
¿Qué tal si empezamos con un poema o un pequeño dibujo?
Cualquier acto creativo comienza por liberar nuestro espíritu, para después liberar nuestros pensamientos.
Creemos una nueva política donde el fin no sea destruir al enemigo o enriquecerse con el sufrimiento ajeno, sino el debatir ideas para llegar a consensos constructivos.
Se puede.