El enojo es igual al orgasmo
Intenso, violento y egoísta.
Los límites emocionales se parecen, salvo que internamente unos te dejan devastados y otros te energizan. La salud emocional de un artista no se mide exactamente por sus vivencias sino en cómo decide vivirlas, qué , hasta dónde se permite y si se propone avanzar sobre su propia pared. Las paredes emocionales son como hierba sobreviviente: siempre vuelven a crecer antes que nos demos cuenta. Las paredes se levantan desde el interior más profundo, desde la cercanía más absoluta como es la cobardía y desde los obstáculos tan paganos como son el presupuesto y las condiciones laborales. Todo entra en el máquinaria ,en la usina de la creación y las necesidades emocionales que se necesitan para crear. Pero la psiquiatría no puede esperarnos con la inyección en la mano y las pastillas en la otra. Debemos estar por encima de eso y usar el capital emocional. No se descarta nada, todo se recicla. La tristeza no es depresión. La modernidad nos permite deprimirnos, la terapia nos espera, la multitud de bolas blancas para dejarnos idiotas y prometernos el nirvana. Un artista no. Debe levantarse desde el fondo de la tristeza y gritar. Luego, el pie, la mano, el corazón, con todas las agujas clavadas como un cristo latinoamericano sin sitio histórico, deberá regar con sus heridas y desde ahí trabajar hasta que se conviva y se sepa que eso es ser y no mentir. Uno es.
El otro día pensaba en lo límites emocionales de las personas cercanas y en los parecidos: intensidad y egoísmo. Uno tiende rapidamente a rotular: felicidad para acá, infelicidad para allá y en el medio hacia uno u otro. Se simplifica lo imposible. Lo complejo es así, no tiene cura, y no está bueno que la tenga, es así.
Uno deberia tener contacto más fluido con los limites emocionales , sus potencias personales y artiísticas y aprender de ellos. Ningun actor puede convertirse en actor si no sabe como grita en la cama, como duele el abandono y como odia cuando lo abandonan. Esas paredes emocionales son imprescindibles a la hora de trabajar desde el material propio para elevar el personaje a categoría de carne, hueso y tragedia. Sin eso, no hay nada, apenas literatura ordenada, con cierta poesía técnica e intentos de violar la belleza. Pero esperamos algo más, esperamos encender el fuego personal para estallar el incendio colectivo. No hay otra manera de ir por nosotros.