El festival Ídem de la Casa Encendida arranca con una obra de la compañía Shonen sobre el aislamiento social en Japón
El certamen presenta en Madrid tres estrenos absolutos y otro en España
El Festival Internacional de Artes Escénicas Ídem de La Casa Encendida de Fundación Montemadrid regresa del 13 al 21 de septiembre para poner en diálogo a la ciudadanía con la diversidad a través de las creaciones de artistas nacionales e internacionales de primer nivel.
Esta XII edición propone una reflexión sobre algunas cuestiones cruciales para nuestra sociedad: el aislamiento social radical, el pensamiento marginal, la salud mental, el desplazamiento, la resistencia, el cimarronaje, la fugitividad y la experiencia de oscuridad asociada a la luz.
Ídem 2024 presenta seis propuestas, tres estrenos absolutos y otro en España, de creadores que se mueven en territorios arriesgados y que trabajan desde la diversidad y el activismo con colectivos o material muy sensible. Creadores y artistas procedentes de Francia, Cuba, Palestina y España, con la participación de artistas de Japón, Venezuela, Guinea Ecuatorial, Ecuador o República Dominicana.
Sus proyectos presentan multiplicidad de formatos que van de la performance o el site specific a la instalación interactiva, el teatro y la danza. Todos ellos dialogan entre sí, nos convocan, nos provocan y nos interrogan. ¿Qué cuerpos importan?, ¿quién se merece una vida visible?, ¿qué vidas cuentan?
Son algunas de las cuestiones que plantea el Festival que se abrirá el viernes 13 de septiembre con ‘HIKU‘, la esperada pieza esperada de la compañía francesa Shonen, que presenta por primera vez su trabajo en España, dirigida por Anne-Sophie Turión y Eric Ming Cuong. Su propuesta transita entre la performance y el cine, la ficción y el documental, y convoca a través de robots en tiempo real a los propios hikikomori, colectivo que voluntariamente se ha aislado de todo contacto con la sociedad y que se presentan aquí como un grupo resistente a los mandatos contemporáneos. La pieza abre el espacio para un encuentro que de otro modo habría sido imposible.
Otra de las intervenciones destacadas del festival es la de Basel Zaraa, artista palestino que estrena en nuestro país su pieza ‘Dear Laila‘ (ganadora del premio del público ZKB 2023), una instalación íntima e interactiva que comparte la experiencia palestina de desplazamiento y resistencia a través de la historia de su propia familia en el campo de refugiados de Yarmouk, explorando cómo la guerra y el exilio se experimentan a través del espacio cotidiano, doméstico y público. Para ello da vida a este lugar, ahora destruido, a través de la narración de historias familiares y de una aproximación sensorial.
Desde otro registro, más cercano a lo lúdico y festivo, ‘Calidoscópica‘, de la bailarina, performer y coreógrafa Sonia Gómez, explora la idea de los cuerpos que son aislados por la sociedad. En un espectáculo performativo, musical y dancístico que escenifica el encuentro de dos mujeres y sus vivencias sobre salud mental, creatividad y bienestar, propone darnos a conocer de primera mano la potencialidad que puede llegar a tener la estigmatizada locura o trastorno mental.
Paula Miralles y Vicente Arlandis, del colectivo Taller Placer, estrenan su pieza ‘Corrimiento al rojo‘, un site specific donde proponen una experiencia de oscuridad y transubstanciación colectiva. La propuesta apela a otras maneras de componer nuestra imaginación sensorial, de lo que se puede revelar detrás de aquello que se esconde, desde una mirada científica y poética a la vez.
Otros dos estrenos completan la programación. Victor Longás y Lucas Ares (Desgarradura), presentan ‘The Miracle Worker‘, pieza pensada para el Patio de La Casa Encendida y donde proponen al público diferentes espacios escénicos por los que transitar para presentarnos sus reflexiones sobre la soledad, el aislamiento y la desaparición social del individuo, moviéndose entre los límites de la realidad y la ficción.
Ídem 2024 se clausura el sábado 21 de septiembre con el estreno de ‘Eyilá‘, de José Ramón Hernández y Osikán-Vivero de creación, que tiene como punto de partida la pregunta «¿dónde radica la fuerza política de nuestra espiritualidad?». El proyecto está desarrollado junto a comunidades que se excluyen del espacio social voluntaria e involuntariamente, personas afro, migrantes, trans y racializadas, y construye un archivo vivo de espiritualidad, memoria, resistencias, cimarronaje, reparación y sanación.
El festival está comisariado por Marisa Lull.