Marc Artigau, Cristina Genebat y Julio Manrique firman esta nueva versión de la obra de Chéjov, que podrá verse en Barcelona del 3 de octubre al 3 de noviembre
Julio Manrique abre la primera temporada al frente del Teatre Lliure dirigiendo ‘La gavina‘, de Anton Chéjov, un espectáculo que habla de arte, de amor y de generaciones enfrentadas, que podrá verse del 3 de octubre al 3 de noviembre en la Sala Fabià Puigserver de Montjuïc (Barcelona).
‘La gavina’ es considerada la pieza fundacional del drama moderno. Manrique, junto a Marc Artigau y Genebat, ha realizado una nueva versión de la obra de Chéjov con la mirada puesta en el presente, entendiéndola desde el mundo que habitamos y compartimos ahora.
La obra empieza cuando una noche de verano, junto a un lago, estalla el conflicto entre aquello nuevo y aquello viejo en el mundo del arte. Se enfrentan generaciones diferentes: unos quieren cambiar las cosas, acabar con lo que se ha hecho hasta el momento en el territorio del arte y empezar algo nuevo. Otros se resisten porque se hacen mayores. «Es una función que habla de teatro y seguramente puede ser una buena forma de empezar un ciclo nuevo en el Lliure», cuenta Manrique.
El montaje habla también de amor, de deseo, de esperanza y desesperanza, de compasión y crueldad, con unos personajes de mirada herida que protagonizan Daniela Brown, Nil Cardoner, Cristina Genebat, David Selvas y David Verdaguer. Completan el elenco Marc Bosch, Adeline Flaun, Clara de Ramon, Xavier Ricart y Andrew Tarbet.
El espacio escénico, que firma Lluc Castells, parte de uno de los elementos simbólicos de la obra: el lago, con sus reflejos y el enigma de lo que esconde en el fondo. «Queríamos encontrar una forma de explicar el lago que no fuera realista, que fuera abstracta, poética, emocionante», cuenta Manrique. A partir de esta idea, han desplegado un espacio que tiene parte de cotidiano y parte de dimensión onírica, en el cual el público y los intérpretes se relacionan de una manera muy próxima.
Los intérpretes no se vestirán cada día con el mismo vestuario. Alejandro Andújar se fijó en la cotidianidad de los personajes de Chéjov y propuso un sistema de armarios en que cada intérprete tiene margen para elegir qué vestuario ponerse en cada función, de entre una selección previa. La propuesta de alejarse de un paisaje de figurines fijo ha permitido generar un proceso de trabajo muy vivo. «De repente, se junta todo: mientras trabajamos la iluminación de Jaume Ventura, el sonido de Damien Bazin, el video de Francesc Isern o la caracterización de Nuria Llunell, también discutimos con el actor en relación con el vestuario que se ha puesto y la escena que estamos ensayando», explica Manrique.
Paralelamente a la exhibición del montaje, se han programado dos actividades: el 08/10 el filósofo y ensayista Josep Maria Esquirol conducirá el primer In situ, en el que invitará a los espectadores a ocupar el escenario para compartir cómo algunos de los textos de Chéjov han sido especialmente inspiradores para la filosofía que intenta articular, y el 24/10 la guionista y periodista Anna Guitart moderará el coloquio postfunción.
