En «El mal de Holanda», uno de los personajes llega a decir «Para hacer poesía no hace falta escribir ni un solo verso», y para muestra un bótón.
Paco Zarzoso ha escrito aquí un texto lleno de metáforas y críticas subliminales, tanto dulces como ácidas, pero todas ellas con un estilo de «prosa-poética» hasta tal punto que, por un momento, me pareció escuchar la letra de uno de los temas del maesto J.L. Sabina.
En el lado de la dirección, Xabier Albertí nos da una pequeña clase magistral de dirección. Ha conseguido crear una atmosfera fria y del todo extraña, en perfecta sinergia con los personajes. Con un buen estudio del «blocking» consigue gestionar el foco de atención con sencillos gestos de los actores y actrices. Especial mención para Pep Ricart, que no deja de sorprenderme (siempre para bien) y realiza un muy buen trabajo de interpretación, el resto de la compañia le sigue muy de cerca.
Recomendado a cualquier estudiante de arte dramático, y a los paladares exquisitos del buen teatro.
