El Perro del Hortelano en el Festival de Almagro
También es el Perro del Hortelano
El conocido humorista Paco Mir ha estrenado una singular versión de ‘El Perro del Hortelano’ en el Corral de Comedias de Almagro durante la celebración de la 44ª edición del festival manchego.
La compañía no ha llegado a tiempo. Sobre el escenario dos técnicos tratan de explicar al público lo ocurrido. Este es el planteamiento inicial con el que Paco Mir arma una versión muy particular que mantiene al espectador en estado de risa durante los ochenta minutos que dura la función.
Estos dos técnicos, interpretados eficazmente por Moncho Sánchez-Diezma y Manolo Monteagudo sobre el armazón clásico de la dualidad Cara Blanca y Augusto que el espectador fácilmente puede asociar a los arquetipos de Galán y Gracioso propios de Lope de Vega cuando se transforman en Teodoro y Tristán, respectivamente.
Acompañadas sobre las tablas del Corral de Comedias por Amparo Marín y Pepa Montoya, que interpretan a dos actrices aficionadas de la localidad, se lanzan a una alocada versión de ‘El Perro del Hortelano’ con el vestuario de los ‘Diez negritos’ de Agatha Christie (¿o eran cinco en esta ocasión?) y unos improvisados decorados «conceptuales» en eficaz parodia al «teatro serio».
El texto de Lope está, pero «sin las partes aburridas», en una suerte de remedo de la cultura acelerada en la que andamos instalados. El planteamiento no es nuevo, pero es fresco y creíble, el ritmo trepidante y los gags abundantes, aunque a veces caen en lo previsible y repetitivo, consiguen la carcajada sincera de los espectadores con unos elementos muy básicos que demuestran la maestría de Mir. Quizá sea este aspecto más reseñable del montaje, su capacidad para que los espectadores participen del juego y donde con una alfombra colgada se recrea cualquier estancia de un palacio italiano de época.
Recuperando en cierto modo la esencia de la comedia de Lope, escrita para divertir y para hacer reír, tiene todos los elementos para convertirse en un clásico del teatro popular que veamos girar durante mucho tiempo y de la que seguro se harán múltiples versiones por grupos amateur.
Esto no es ‘El Perro del Hortelano’, pero también es ‘El Perro del Hortelano’, o, jugando a imitador del Fénix de los ingenios, quizá es más Perro del Hortelano que algunas otros Perros del Hortelano, que tratando de ser fieles al texto se han dejado la gracia por el camino de la solemnidad.