El «Borja»
Empezó en esto del Teatro cuando tenía 15 años. Desde entonces, no habrá habido un solo día en que este hombre no le haya dedicado a la Escena un pensamiento, un objeto convertido en metáfora o una ensoñación diurna llevada pulcramente al escenario. Cuento esto desde la seguridad que me otorga haber sido formada como actriz, desde la nada, por este Maestro construido a sí mismo, auto-didacta en sus inicios y bien leído que acostumbraba a devorar mucho de lo que poblaba las estanterías de cierta librería con nombre de cráneo que abandonó Bilbao hace unos años en busca de un futuro mejor.
En esa pequeña gran librería estaba él un día, encargando o rebuscando algún nuevo libro por ahí, cuando el Señor de todo aquello le dijo: «Oye, chaval, tanto que lees, tanto que lees, ¿Por qué no escribes un librito compendiando todo eso que devoras sobre el arte del actor? Y año y medio después, aquel chaval, actor por aquel entonces de la callejera Gaitzerdi Teatro, apareció con el «librito»: Un manuscrito (tecleado a mano) de más de 500 páginas. Hoy en día, la obra titulada EL ARTE DEL ACTOR EN EL SIGLO XX – Un recorrido teórico y práctico por las vanguardias – es conocido entre los alumnos de diferentes Escuelas de Arte Dramático como «El Borja» ya que se ha convertido en un referente para los estudiosos del Teatro del siglo XX.
Siempre pensé que Borja Ruiz era un científico con alma de poeta para pensar, dos minutos después, que era un poeta con alma de científico. Aunque, de hecho, cuando le conocí, vi en él un ser etéreo, que sólo se volvía carne cuando nos explicaba con ejemplos prácticos, a través de su cuerpo y su voz, todo aquello de lo que nos hablaba y que a mí me sonaba a chino por aquel entonces: equilibrio precario, cualidades de la mirada, presencia extra-cotidiana, acción versus movimiento, ante-impulso, acrobacia, metabolé, enraizamiento…
Es fundador y director artístico de compañía propia con elenco estable. Ha aprendido con grandes maestros de la Escena y sigue formándose. Es compañero, defensor de una estructura de grupo horizontal. 9 somos las personas que navegamos junto a él, desde hace una década, en esta aventura de investigación teatral que se llama Kabia y cientos las personas que han aprendido con él qué es eso del Arte del Actor. Imparte conferencias donde el Teatro y la Ciencia se dan la mano. Brinda apoyo, organiza, escucha y propone. Y explica. Explica muy bien las cosas.
Por eso no me explico yo cómo pueda ser, que la nueva escuela de Artes Escénicas de Euskadi no vaya a contar con su saber y su hacer. De momento, así están las cosas. Uno de los grandes pedagogos de Euskadi no cumple los requisitos para ser docente en Dantzerti. Y eso que es Doctor Cum Laude, pero aun así, no sirve, porque no es licenciado en Artes Escénicas. Y no lo es, porque en este Territorio no había posibilidad de hacerlo porque no había Escuela Superior y él decidió quedarse para hacer País. Para más detalles sobre lo absurdo del caso, les remito a la carta abierta que Ana Abad Carles ha publicado en Naiz. En realidad, lo que más me apena de esta situación es que las alumnas y alumnos de Dantzerti vayan, muy probablemente, a perderse la oportunidad de aprender con este Hombre de Teatro que rezuma oficio, teoría y práctica por todos los poros de su ser. Se lo perderán, al menos, en ese marco, porque también es cierto que si lo buscan, lo encontrarán. Borja seguirá enseñando, dirigiendo y viviendo el Teatro en otros foros. Sin duda. Porque eso es, precisamente, lo que tienen los incansables. Que siempre están y que, además, siempre les pillas trabajando. Como la inspiración.