Críticas de espectáculos

El señor Ye ama los dragones/Paco Bezerra/

 

Paco Bezerra : «Para ser dramaturgo te tienes que morir»

 

Titulado en Técnica e Interpretación por el Laboratorio de Teatro William Layton en el 2000, licenciado en Dramaturgia y Ciencias Teatrales por la RESAD en 2004, ganador del premio Barahona de Soto a la mejor obra de autor andaluz en ese mismo año por Viaje a Tindspunkt, premio Calderón de la Barca del Ministerio de Cultura en 2007 por Dentro de la tierra, Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Literatura Dramática en 2009 por la misma obra, se podría decir que el actor y dramaturgo Paco Bezerra (Almería, 1978) ha desarrollado una carrera tan meteórica como recompensada hasta la fecha. Y sin embargo – y el autor se ha quejado amargamente de ello – su notoriedad le ha venido del número de premios conseguidos y piezas editadas más que de las representaciones en cartel al toparse de bruces con esa «línea roja» que divide la escena del país en dos categorías segregadas: la del teatro institucional o comercial por una parte y la del alternativo por otra. El primero sería el de la burguesía en donde, si caes bien, puedes estrenar regularmente, y el segundo un sucedáneo popular, propio de los barrios periféricos a la almendra central, en los que el estrenar depende de la suerte y vete tú a saber lo que pueda pasar. Así, intentando saltar esa barrera y trabajador innato como es, Bezerra mantiene un maratón desde que llegara a Madrid en el 2000 en toda clase de tareas relacionadas con Talía: colaborador de revistas teatrales, asistente a numerosos cursos de formación, participante en simposios internacionales, profesor, conferenciante, letrista musical y huésped usual, cuando se tercia, de publicaciones de moda, de famosos y hasta del corazón. Un gigantesco esfuerzo que alcanzó ya un relieve en nuestros medios, alternativos y académicos, con la concesión del Calderón a Dentro de la tierra en 2007, relieve remachado en 2009 con la consecución del Premio Nacional. La obra, un thriller rural y familiar sobre los invernaderos almerienses entre los que nació, fue editada puntualmente por el Centro de Documentación y su lectura provocó en nuestros ambientes teatrales una muy favorable impresión… pero no se representó. Y es que se aplicó a rajatabla una costumbre de la Administración como es premiar el texto de un «novel» con tal de quedar bien – total no cuesta nada – para, luego, olvidarse de él.

Por fin, en 2010, el autor estrena en la Argentina, dentro del ciclo Dramaturgias Cruzadas organizado por el Goethe-Institut, La tierra de las montañas calmas, escrita al alimón con Matías Umpiérrez, quien la dirigió y estrenó en la ciudad de Buenos Aires en el Espacio Callejón. Asimismo, basándose en los Ragionamenti del renacentista italiano Pietro Aretino y en L´école des filles ou la Philosophie des dames del escritor barroco francés Michel Millot, escribe en 2011 La escuela de la desobediencia, una pieza de corte libertino sobre la educación de las mujeres que, producida por Andrea d´Odorico y dirigida por Luis Luque, terminará poniéndose en el teatro Bellas Artes de Madrid tras una gira por España. Pero habrá que esperar a 2012 para que Grooming, un texto finalista del Lope de Vega 2009, editado en 2010 por la revista Primer Acto y revisado en 2012 para la editorial Artezblai, se suba a un escenario de prestigio como el de la Abadía de Madrid para ser dirigido por José Luis Gómez. La obra, que plantea el tema del ciberacoso y comienza con una felación en un parque, da un giro radical a su mitad: la adolescente de 16 años dominada por un hombre maduro toma a su vez el mando y le lleva, inesperadamente, a la aniquilación. Un cambio que requiere una puesta en escena sagaz y delicada que borda el director como si se tratase de un sueño alucinado propio de Lewis Carroll, con su conejo y todo.

Tras preparar Ahora empiezan las vacaciones, una versión de El Pelícano de Strindberg que, también dirigida por Luis Luque, se representó en La casa de la portera en septiembre de 2014, Bezerra acaba de estrenar una nueva pieza, El señor Ye ama a los dragones, en la sala 2 de las Naves del Español del Matadero. En realidad, la gestación de esta obra ha tenido un largo recorrido en el imaginario del autor. Ya en el Obrador d´Estiu de la Beckett, al que asistió Bezerra en 2008 becado por la SGAE, se llevó a cabo una lectura dramatizada de su texto La noche del dragón que, sustituyendo a chinos por coreanos, formaría parte más tarde de la obra coescrita con Umpiérrez. El autor la concluyó hace dos años en la segunda edición del «programa de desarrollo de dramaturgias actuales» organizado por el INAEM, que también se ha encargado de editarla. Con esta puesta en escena, realizada de nuevo por Luis Luque, se inaugura la nueva etapa que el actual director del Español, Juan Carlos Pérez de la Fuente, ha prometido dedicar en gran parte a impulsar la autoría nacional.

El señor Ye ama a los dragones se nos presenta en forma de una tragicomedia de raigambre popular en la que se alternan la comicidad y la intriga para terminar ilustrando la consabida moraleja. El ambiente en el que todo ocurre es bien sencillo: en un edificio de diez pisos situado en un barrio residencial viven cuatro mujeres debidamente repartidas según sus posibles: Magdalena, la ricachona, ocupa el ático junto a su marido; Amparo y su media naranja, más de medios pelos, se alojan en el quinto; y Xiaomei y su madre, la señora Wang, ambas de raza china y de extracción modesta, por no decir paupérrima, habitan alquiladas de manera ilegal en un trastero que les sirve de vivienda en el sótano. Tampoco la trama es muy enrevesada: 1) Magdalena está preocupada: lleva noches que ve por la escalera una sombra que no sabe quién es. Investida de su autoridad de administradora de la finca, baja por fin al sótano y, por primera vez, habla con Xiaomei. Ella lo sabe todo pero supedita el contárselo a que la invite con su madre a su casa para tomar café y un trozo de pastel; 2) Con el fin de preparar el tentempié y a lo largo de una escena costumbrista (la Muñoz y Casamayor, excelentes) Magdalena y Amparo se reúnen y nos relatan las maldades con las que zahieren a las chinas; y 3) La señora Wang y su hija suben a merendar, les dan café y pastel, Xiaomei revela lo que sabe y el mundo se derrumba para la señorona. «Nema problema»: la china le propone una permuta que tendrá que aceptar. Y los espectadores abandonan la sala sin saber qué pensar, si Xiaomei obra por caridad o ha consumado su venganza al estilo oriental.

La intención sociológica de la obra nos viene declarada al final cuando Xiaomei termina de contar la lección que subyace tras el proverbio del señor Ye: lo mismo que él ama a los dragones hasta que ve a su rey, nos ocurre a nosotros con nuestra situación, convivimos con ella mientras parece ir bien pero desfallecemos en cuanto se nos muestra tal cual es. Y es que se nos hace cuesta arriba admitir la verdad (y no digamos intentar transformarla). Tal vez más efectiva que esta moraleja, aunque carezca de ese atractivo que caracteriza a las narraciones orientales, sea la imagen que nos da el dramaturgo de una ciudad que va siendo engullida por la niebla y por la oscuridad. Un símil que, según el humor en que nos encontremos, puede variar del Madrid asfixiado por los humos a ese mensaje apocalíptico que transmite la bomba nuclear, dormitando en sus silos pero siempre dispuesta para ser lanzada y estallar.

Título: El señor Ye ama los dragones – Autor: Paco Bezerra – Director: Luis Luque – Intérpretes: Gloria Muñoz (Magdalena), Chen Lu (Señora Wang), Huichi Chiu (Xiaomei), Lola Casamayor (Amparo) – Escenografía: Monica Baromello – Diseño de luces: Felipe Ramos – Diseño de vestuario: Elisa Sanz – Composición musical: Luis Miguel Cobo – Diseño de videoescena: Álvaro Luna – Naves del Español del Matadero, sala 2. Del 18 de marzo al 3 de mayo


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