Coincidiendo con las Fiestas del Pilar, el Teatro Arbolé ha preparado una programación muy especial para el público juvenil adulto. Se celebra el I Festival de Teatro de Humor, programado en colaboración con EsEscena. Del 7 al 17 de octubre pasarán por este escenario cinco espectáculos de gran calidad y muy variados, ya que se darán cita géneros tan diversos como la música, el teatro, el cabaret y el ilusionismo. Por este escenario del Parque del Agua pasarán Los Gandules, el jueves 7 de octubre, con su espectáculo músico-teatral “Fondo de armario”. Del 8 al 10 de octubre (viernes, sábado y domingo), llegará el humor canalla de Los Hermanos Carcoma, un joven grupo teatral que se presentará oficialmente en la ciudad con la obra “La última función”.
También estará presente el cabaret de la mano de Limas Morgan, con la obra “El gran premio Superstar” los días 11 y 12 de octubre (lunes y martes). El ilusionista Jon Zabal sorprenderá al público con sus “Pensamientos encontrados”, el 13 y 14 de octubre (miércoles y jueves), un espectáculo cómico de “ilusionismo psicológico”. Y, finalmente, el célebre grupo Los McClown hará un recorrido por las guerras más significativas del siglo XX los días 15, 16 y 17 (viernes, sábado y domingo). Numerosos e hilarantes sketchs bélicos se suceden en esta obra de humor surrealista con narices de payasos.
Títeres de Cachiporra para el público familiar
Un año más, los Títeres de Cachiporra de Arbolé, con Pelegrín a la cabeza, tienen una cita con el público infantil y familiar en la plaza de Los Sitios durante todas las fiestas del Pilar, del 9 a 17 de octubre, con varios pases al día. Precio entrada: 3,5 €.
Los títeres de cachiporra son un clásico del teatro que tiene sus claves en la participación y el diálogo con el público, en el ritmo frenético de sus muñecos, y en el efecto catártico de la cachiporra. Uno de los personajes más célebres de este espectáculo es Pelegrín, con sus mil y una aventuras, un personaje que ha crecido con la complicidad de varias generaciones de niños.
A través de Federico García Lorca ha llegado hasta nosotros la vieja tradición del teatro de cachiporra. Don Cristóbal en España, Puch de Inglaterra, Guiñol de Francia, Don Roberto en Portugal, Polichinela en Italia, etc., no son sino distintas caras de un mismo personaje, que en cada lugar ha tomado las peculiaridades locales, pero con un innegable tronco común. Lamentablemente, en nuestro país se perdió esa tradición, entre el olvido de los duros años de posguerra y la utilización maniquea e interesada de la cachiporra. El género se fue degradando hasta su práctica desaparición. Recientemente, distintos titiriteros están rescatando este clásico teatro de participación de su injusto olvido, tratando de devolverle su verdadero sentido y su justa dimensión.
