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El Teatro Arlequín inicia un ciclo sobre la obra teatral de Woody Allen

La compañía Latzigags estrena hoy en el Teatro Arlequín de Madrid el montaje de la comedia de Woody Allen ‘La muerte’, una obra trabajada «en distintos lenguajes» que mezcla las referencias a las películas del neoyorkino con «un homenaje al cine expresionista alemán», según explicó ayer su director, Víctor Conde. La sala inicia un mini-ciclo dedicado al cineasta que continuará en octubre con ‘Sueños de un seductor’, en la que participa Fele Martínez . ’ La muerte’ está protagonizada por Ramón Molins, quien señaló durante la presentación que no se ha planteado «estar cerca o lejos del personaje de Woody Allen». «Lo he hecho -añadió- a mi manera. Ahí está todo metido, desde las referencias a Allen a mi propia situación». La obra se estrenó el pasado mes de marzo en Barcelona y, tras tres meses de éxito en la Ciudad Condal, llega ahora a Madrid. Uno de sus principales atractivos estriba en la velocidad que le imprime el hecho de que siete actores den vida a 21 personajes distintos.
Allen escribió ‘La muerte’, comedia en un acto, en 1968, el mismo año del que salieron de su pluma ‘Sueños de un seductor’ y ‘Dios’. Como señaló el director de esta nueva adaptación, «esta es una obra a la que Woody Allen recurrió cuando estuvo en su etapa más creativa para firmar una adaptación cinematográfica». De este modo nació ‘Sombras y niebla’, estrenada en 1992 y protagonizada por el propio Allen junto a Jodie Foster y John Malkovich.
En esta adaptación cinematográfica, el director de ‘Annie Hall’ también recurría a la estética expresionista y a la iconografía de Fellini. Conde apuntó que, para esta versión teatral, ha partido del texto dramático original, aunque luego se haya «dado la vuelta completa y se haya hecho más grande», mediante la incorporación de elementos de la película, del resto del cine de Allen y del de Murnau.
El resultado, según Molins, «es una cosa muy, muy teatral, pero con recursos muy, muy cinematográficos» que aportan nuevos elementos «como los sabores nuevos de los refrescos».
«Creo que los amantes del cine de Woody Allen que vengan a ver la obra descubrirán su teatro y viceversa», manifestó Molins. «Esta es -continuó- una ‘delicatessen’ teatral aún más desconocida que el resto de la obra dramática de Allen debido a que se cambió el título para llevarla al cine». En ‘La muerte’ se cuenta la historia de Kleinmann (Molins) un pobre vendedor al que un día saca de su habitación un grupo de vecinos que ha formado una patrulla ciudadana para capturar a un asesino estrangulador que está causando el pánico en el barrio. La patrulla tiene un plan, pero nadie conoce el plan, ni sabe qué hacer y todos pueden ser los asesinos.
Para el director de la obra, ésta tiene «una premisa muy similar a ‘M’, de Fritz Lang» y compone «un retrato muy fuerte que Allen dibujó de la sociedad actual», en el que los ciudadanos se toman la justicia por su mano y todos desconfían de todos.
«Woody Allen caricaturizó este hecho a través del expresionismo y nosotros hemos caricaturizado a su vez este expresionismo», explicó Víctor Conde. Las diferencias entre el contenido cómico y el dramático tratamiento expresionista son, en opinión de Ramón Molins, un nuevo motivo de hilaridad. «El contraste es cómico -dijo- porque es una estética que no se usa para este fin».
Todos los integrantes de la compañía mostraron su deseo de que la obra cale entre el público y, como destacó Molins, que se cumpla la paradoja de «que tenga que darnos vida (profesional) ‘La muerte'».


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