El Teatro de La Abadía estrena ‘Tiempo de silencio’ de Luis Martín-Santos
El 26 de abril el Teatro de La Abadía completa su ciclo programático sobre la Memoria Histórica con el estreno de ‘Tiempo de silencio’, un montaje que lleva por primera vez al escenario la novela del escritor y psiquiatra Luis Martín-Santos (1962), uno de los hitos de nuestra literatura del siglo XX, que dibuja un grotesco retrato del Madrid de la posguerra.
Rafael Sánchez, director suizo-alemán descendiente de emigrantes españoles, debuta en el Estado español con este montaje que trata de forma omnipresente sobre la frustración y el fracaso de un protagonista en progresivo desengaño ante una realidad que se presenta a cada paso más sórdida y esperpéntica. El reparto está compuesto por Sergio Adillo, Lola Casamayor, Julio Cortázar, Roberto Mori, Lidia Otón, Fernando Soto y Carmen Valverde. La versión corre a cargo de Eberhard Petschinka, y en el equipo artístico Ikerne Giménez se pone al frente de la escenografía y vestuario, Carlos Marquerie es el responsable de la iluminación y Nilo Gallego del espacio sonoro. Esta producción del Teatro de La Abadía podrá verse en la Sala Juan de la Cruz del 26 de abril al 3 de junio.
‘Tiempo de silencio’ marcó al mismo tiempo el punto de inflexión para el progresivo abandono del realismo social en la novela española. Describe un viaje iniciático a los infiernos urbanos aunando la línea de escritores como Joyce, Faulkner y Proust, a la tradición picaresca, el lenguaje de Valle-Inclán y el imaginario de Goya.
Narra la historia de un investigador que, a través de experimentos con ratones, indaga acerca del aspecto hereditario del cáncer. Una vez que el joven científico se queda sin ejemplares para proseguir el curso de su investigación, busca nuevos ejemplares en unas chabolas a las afueras de Madrid, donde descubre la marginación, la disfunción de los lazos familiares, la soledad, la impotencia, el odio y el obligado silencio que se esconde detrás de la vida urbana y del momento histórico reflejado. Tal y como asegura Sánchez, la obra “nos muestra cómo los personajes luchan por la supervivencia y cómo el individuo, si le dejan solo, no es capaz de sobrevivir. El sistema de entonces estaba diseñado para mantenerse y no se preocupó por el bienestar común, por no hablar del individuo. La gran pregunta que hacemos con este espectáculo es: ¿En este sentido, cómo ha cambiado nuestra sociedad desde entonces? ”.
La puesta en escena de ‘Tiempo de silencio’ viene claramente determinada por su estructura plástica y formal. En el escenario, una impactante medianera envuelve el relato de Don Pedro. Las ruinas de un pasado incierto que lo mismo evocan una pensión, un laboratorio, un prostíbulo o un pueblo chabolista. Los actores, a ratos como personajes, a ratos como narradores, nos conducen por la historia, dotándola de un marcado carácter narrativo, que no se orienta nunca hacia lo ilustrativo sino más bien hacia a lo asociativo. El montaje sigue el experimentalismo de la novela: “de un pasaje narrado podemos saltar directamente a la escena, y viceversa. Para ello, los narradores no necesitan cambios de vestuario ni utilería”, explica Rafael Sánchez.
Si bien en la novela original asistimos, desde lo irónico hasta lo trágico, al desmoronamiento de la España de la posguerra, sus mentiras, abusos y desigualdades, la adaptación teatral pone sobre la mesa la vigencia de aspectos referidos al rol de la mujer, la violencia de género, la precariedad de la ciencia o la paulatina desilusión de una generación sin esperanza.
‘Tiempo de silencio’ cierra un tríptico que reflexiona sobre la Guerra Civil, la posguerra y la Transición, del que también formaron parte los espectáculos ‘Unamuno: venceréis pero no convenceréis’ (14 febrero – 4 marzo) y ‘Azaña, una pasión española’ (8 – 25 marzo), acompañado por varios debates. El último de ellos tendrá lugar el 8 de mayo (con Almudena Grandes y Nicolás Sánchez Albornoz), en torno a los “silencios”: el que se vivió en la posguerra y el que se pactó en la Transición.