El teatro es el arte sublime
Con motivo de las celebraciones del Día Mundial del Teatro, en la Escola Superior de Arte Dramática de Galicia, me pidieron que elaborara una especie de manifiesto.
Esto es lo que escribí y también deseo compartir contigo:
¡Desde la ESAD DE GALICIA queremos reivindicar un teatro de calidad y con denominación de origen protegido!
Queremos reivindicar el teatro como servicio público.
Queremos reivindicar el teatro como profesión necesaria en una sociedad civilizada y justa.
Por tanto, defendemos la importancia de una formación reglada, en una escuela pública, con los recursos necesarios para desarrollar, al máximo, las potencialidades de este arte.
Defendemos los criterios humanísticos y artísticos, por encima de los criterios cuantitativos y mercantiles.
La ESAD DE GALICIA quiere sumarse a las reivindicaciones de las asociaciones sectoriales del teatro gallego para reivindicar el arte de los artes, el arte más sublime de todos los artes: el TEATRO.
Propongo una demostración jovial de por qué el teatro es el arte más sublime de todos los artes, más que la literatura, más que la pintura, más que la escultura, más que la música, más que el cine… Lo es porque el teatro, además de utilizar la literatura, la pintura, la música…, sitúa como objeto artístico a la persona, con el cuerpo, el movimiento, la voz… las luces y las sombras de lo humano en movimiento, de manera más literal o más metafórica, encima del escenario.
El teatro suscita emociones igual que el deporte rey, el fútbol, pero, además, mueve pensamientos. El teatro puede contar historias y abordar mitos, igual que la novela o el cine, pero lo hace desde la síntesis explosiva de la vivencia empática en directo. El teatro puede generar poesía encima de la escena, con una alta dosis de polisemia o incluso, más allá de la semántica, poner delante o entre nosotras/os lo inefable, lo inenarrable. El teatro puede generar cuadros pictóricos dinámicos y animar volúmenes escultóricos con un magnetismo sin igual.
Es cierto que la buena literatura despierta en nosotras/os imágenes y nos produce una vivencia enriquecedora. No obstante, el teatro es, en sí mismo, experiencia y vivencia sublimadas. El teatro es danza y música, en el teatro se agitan pensamientos y emociones, pero, además, se activa esa otra comunicación que está más allá de lo racional, esa otra química en la que pesan los valores intuitivos de la percepción directa e interactiva, esa otra comunicación en la que las miradas y los cuerpos, con sus texturas energéticas, con sus temperamentos, entran en relación.
Celebramos el teatro, porque el teatro es la celebración de lo humano, en su dimensión más lúdica, política, filosófica y artística.
Afonso Becerra de Becerreá.