El jueves 21 de agosto a las 21.00 horas, se estrena Cremona en la Sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes. La obra de Armando Discépolo sube a escena en una adaptación de Roberto Tito Cossa, con dirección de Helena Tritek. Alberto Anchart es Cremona, Enrique Liporace Nicola, Aldo Barbero Silvestre y Lucrecia Capello Petrona, en esta puesta que tiene coreografía de Sandro Nunziata, música de Diego Schissi, iluminación de Omar Possemato, vestuario de Julio Suárez y escenografía de Alberto Negrín. La asistencia de dirección es de Silvina Rodríguez.
Luciano Bonanno, Marcelo Bucossi, Iván Chernov, María Fridman, Héctor Fuentes, Emiliano Méndez, Alexia Moyano, Miguel Moyano, Duilio Orso, Carla Pantanali Sandrini, Martín Piñol, Ángela Ragno, Mercedes Scápola, Roberto Vallejos y Alejandro Viola se ponen en la piel de todos estos personajes que conviven en el conventillo donde se juega este grotesco que Discépolo escribió en Italia y estrenó en 1932 en el Teatro Apolo. “Era corta, sólo un plan –confesaba el autor más de treinta años después. La alargué – porque algunos de sus personajes, condenados a mutismo, pobrecitos… en las noches aullaban”.
Efectivamente, en 1968, la nueva versión estuvo a punto de estrenarse en el Teatro Cervantes. Finalmente, tres años más tarde, el 24 de mayo de 1971, Cremona se estrenó en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín. Cuatro meses antes, Armando Discépolo había fallecido.
Sube a escena ahora en la sala mayor del Cervantes, también después de varias postergaciones, una adaptación de la pieza realizada por Roberto Cossa, “un gran autor e indudablemente, uno de los herederos de la tradición dramaturgica de Don Armando Discépolo” asegura la directora Helena Tritek.
Discépolo cuenta en Cremona, con distancia y perspectiva, una historia que encierra valores que sobrepasan las épocas. “Cremona es un delirio de los desheredados y marginales –dice Tritek. Hombres y mujeres desocupados, algunos quemados por el tiempo y la vida.
Hombres y mujeres oprimidos que necesitan expresarse para demostrar que siguen siendo dueños de su pensamiento, para demostrar que siguen vivos”.
