El Teatro Valle Inclán de Madrid, Premio Arquitectura Española
El Teatro Valle Inclán en el barrio madrileño de Lavapiés, de los arquitectos Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa, ha sido galardonado con el Premio de Arquitectura Española 2007 en su VII edición. El Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) ha informado de que el jurado que ha otorgado el galardón estuvo formado por el presidente de la CSCAE, Carlos Hernández Pezzi; el secretario general de Vivienda, Javier Ramos Guallart; el subdirector del Instituto del Patrimonio Histórico Español, Álvaro Martínez Novillo y los arquitectos José Antonio Carbajal Navarro y Manuel Gallego Jorreto. Como secretario actuó Carlos Vidal Sanz, secretario general CSCAE.
El Teatro Valle Inclán ha merecido el premio «por la integración del proyecto en el proceso de regeneración del barrio y la capacidad interactiva de la arquitectura para articular sus volumetrías exteriores en su entorno».
El fallo del jurado destaca la coherencia que establece el proyecto con las alineaciones del solar y la dignidad que devuelve al paisaje urbano, así como la versátil organización interior de los espacios y las salas «que conforman una pieza singular, que contiene múltiples referencias formales de la mejor arquitectura española de equipamiento cultural públicos».
El Consejo del Colegio de Arquitectos ha otorgado también el Premio de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico español en su I edición, que ha recaído en la intervención en la Muralla Nazarí, Alto Albaicín, Granada.
El jurado formado por Hernandez Pezzi, Ramos Guallart, Alberto Humanes Bustamante, arquitecto del Instituto del Patrimonio Histórico Español; Manuel Fortea, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura, el arquitecto Gabriel Ruiz Cabrero y el secretario general del CSCAE, Carlos Vidal Sanz Ceballos, que ha actuado como secretario, ha valorado, en primer lugar, el respeto mostrado por los restos de la muralla existente, que no se tocan gracias a la solución de separarse de los cimientos y de los laterales.
Esta solución permite además la reversibilidad de los contenidos sin daño de lo circundante. «La sensibilidad de la actuación permite instalarse en el conjunto sin romper la continuidad y al tiempo señalando la actualidad de lo construido nuevo. Una actividad que conduce a una muy acertada elección del material principal, el granito -distinto de los tradicionales y al tiempo noble- de su técnica constructiva y de la textura final. La obra consigue cerrar una vieja herida», considera el jurado.