Eneko Sagardoy se mete en la piel del autor francés Édouard Louis en la nueva producción de Tanttaka
‘Lucha y metamorfosis de una mujer’, que se estrena en Donostia, cuenta el proceso de emancipación personal de la madre del escritor
La compañía donostiarra Tanttaka Teatro estrena ‘Lucha y metamorfosis de una mujer’, un texto autobiográfico del escritor francés Édouard Louis basado en la figura de su madre y en el proceso que ésta hubo de atravesar hasta “liberarse” del yugo patriarcal. Fernando Bernués dirige este montaje en el que Eneko Sagardoy se mete en la piel del autor galo, mientras que Eva Trancón y Vito Rogado se alternan en el papel de su madre. El estreno tendrá lugar en el Teatro Victoria Eugenia de Donostia del 11 al 14 de abril y posteriormente la obra podrá verse en el Teatro Arriaga de Bilbao (24 y 25 de abril), en el Social Antzokia de Basauri (11 de mayo) y en el Teatro Principal de Gasteiz (25 de mayo), llegando a Madrid el 13 de junio (Teatro Español). Tras el verano, se estrenará la versión en euskera, también protagonizada por Sagardoy.
Édouard Louis, el nuevo enfant terrible de las letras galas, ha transformado sus experiencias y sentimientos más íntimos en lacerantes historias de denuncia y catarsis, como su violación en vísperas de Navidades en ‘Historia de la violencia’ o la tormentosa relación paternofilial en ‘Quién mató a mi padre.’ En ‘Lucha y metamorfosis de una mujer’ prosigue su ambicioso proyecto autobiográfico, que, en esta ocasión, focaliza en la figura de su madre.
A partir del encuentro fortuito de un autorretrato de juventud de su madre, Édouard Louis rememora la figura de una mujer apartada de todo, sojuzgada e incluso humillada por la violencia masculina, que a los 45 años se rebela, huye y, poco a poco, construye su libertad. De esta manera, el autor describe la metamorfosis de una mujer destruida por la sociedad patriarcal, la familia e incluso por su hijo, antes de celebrar su reencuentro y devolver éste, públicamente, la dignidad a su madre.
Según Fernando Bernués, estamos ante “un análisis lúcido y brillante, con una alta carga afectiva y emocional, del proceso de lucha y liberación de una mujer, contado desde la voz de alguien, como es su hijo, que también se siente parte de esa relación patriarcal que la axfisió”.
Añade el director que este relato de una liberación lo es “sin hacer una apología de la felicidad y sabiendo que de ahí a una igualdad hay mucho camino por delante. Es interesante, además, porque el análisis de lo sucedido lo hace alguien que, por su condición homosexual, también ha sufrido en carne propia la violencia”. En todo caso, apunta, “aunque es un recorrido intenso, que entra en territorios complicados, no es un drama perpetuo, pues la historia tiene una carga liberadora”.
Público a dos bandas
La puesta en escena se desarrolla en un reducido espacio escénico, con espectadores a poca distancia de los actores, colocados en las dos bandas del escenario, todo ello con el fin de lograr la intimidad y el climax necesario. Ahí, la presencia de la madre es una permanente evocación para el intérprete principal, pues, más allá de un monólogo, en escena se desarrolla “un diálogo confesional y reparador” entre madre e hijo, con el público como privilegiado testigo.
Fernando Bernués asegura que, desde el principio, pensó en Eneko Sagardoy para dar vida Édouard Louis. En él recae todo el peso del texto, mientras éste “invita” a compartir escena a su madre. Para encarnar a esta figura, dos actrices alternarán funciones: Eva Tarancón, con la que Bernués quería trabajar desde que la vio en ‘La ternura’ de Alfredo Sanzón, y Vito Rogado, una “histórica” del teatro y la televisión vasca. Ella, la madre, es una presencia permanente y silenciosa, salvo breves y puntuales intervenciones verbales, reforzada por los primeros planos que proyecta una cámara. “La madre transita in situ por los recovecos emocionales de este texto sin condescendencia alguna y valiente hasta la honestidad autocrítica”.