Energía vs Cansancio
“Estoy cansado “, me dice el actor a las 21.00 después de cuatro horas de ensayo: “No tengo energía. ¡No puedo más!”. Salimos de la sala, nos cambiamos, yo le pregunto: “¿Te vas a casa a descansar, no? “No, que va, tengo una fiesta –me contesta– así, me relajo un poco!”.
Este último, me resulta un interesante comentario para nuestro quehacer teatral. El actor me ofrece un estímulo interesante para reflexionar sobre el porqué y sobre todo “cómo” hacemos teatro.
En la “fiesta” el cuerpo del actor está activo a nivel psico-físico y emocional, tanto en el baile como en el querer compartir, conocer, divertirse etc. Su intención le hará movilizar mucho. Su cuerpo en la fiesta sacará y gastará mucha energía. Tal fuente energética procede del mismo cuerpo que… hace un rato estaba cansado. ¿Qué le pasó a ese actor? ¿De dónde saca toda esa energía?
Cuando pienso en energía y cansancio, por un lado, pienso en los maestros Eugenio Barba e Iben Nagel Rasmussen del Odin Teatret, con quienes pude encontrarme en la sala de trabajo, y por el otro, pienso en el entrenamiento diario que hacemos en Residui Teatro.
Eugenio Barba en el ISTA de Copenhague del 1996 preguntó a los maestros/as invitados allí presentes ¿qué es la energía? Las respuestas fueron distintas según país y tradición teatral de pertenencia, pero todas tenían que ver con la técnica. Sin entrar en detalle sobre el evento, quiero poner atención en el hecho de que cada uno de los interrogados enfocó su respuesta en algo técnico, o sea, algo que se conquista a través del entrenamiento.
Así que, para un actor o una actriz el manejo de la propia energía en los ensayos, en la escena, tiene que ver, no con su “sensación al final del día”, sino más bien con su capacidad de “trabajar con ella” durante el día.
Iben Nagel Rasmussen, actriz del Odin Teatret desde 1966, en un taller nos dijo: “El cansancio es una cuestión de atención.” ¿Dónde se dirige mi atención, mi concentración, dónde va mi fuerza, de qué me ocupo durante los ensayos o durante el entrenamiento? Siguiendo esa línea, diría que el objetivo, la intención y la atención nos pueden ayudar a dirigir, organizar, contener o desperdiciar la energía. El objetivo, la intención o las motivaciones, y la atención si queremos, nos ayudan a ir más allá del cansancio, a romper ese límite.
Por otro lado, el buen entrenamiento, los buenos ejercicios obligan a uno a enfrentarse a las resistencias psico-físicas, emocionales. Llevan a ese límite de cansancio o de dificultad en los que se necesita concentrar todas las energías en todos los “niveles” del cuerpo para solucionar el problema. Entonces, es gracias a mis motivaciones y objetivos que entro en la sala, y es gracias a mi entrenamiento que mi resistencia al cansancio se amplía.
El lector, entonces, podría imaginar que el fin último de los entrenamientos es el de volverse incansables trabajadores. ¡No es exactamente esto! La sensación de cansancio se modifica debido a que el entrenamiento está transformando mi capacidad de estar, de prestar atención.
El actor se iría a bailar, porque su cuerpo todavía puede gastar saltos y bailes desenfrenados; lo que realmente ha agotado es su capacidad de estar “aquí y ahora” y lo que pide “descanso” es su atención.
El trabajo sobre la presencia, el aquí y ahora en el entrenamiento y en los ensayos cautiva muchas de nuestras energías. Los actores más jóvenes admiten no ser capaces de poder entrenar solos, porque enseguida la mente empieza a divagar. ¿Qué hace que la mente divague? La atención, o lo que llamamos técnicamente la “ presencia “, que nos obliga a estar en el “aquí y ahora”, en conexión con nuestro propio cuerpo-mente (sin que uno tome más presencia que el otro), el entorno y los compañeros en un tiempo y espacio concreto.
Si entre los lectores hubiese algún interesado en la meditación, podría reconocer que lo descrito tiene muchas conexiones con lo que en meditación se define como “la fabulosa capacidad de dirigir la atención frente a las distracciones involuntarias.” (Nazareth Castellanos. El Espejo del cerebro, LHG,13 pg). ¿Cómo hacer entonces que cada ensayo sea esa fiesta en la que “regenerar energía” y cada clase de entrenamiento un viaje, un desafío para mover mis límites más allá?
Los directores/directoras sabrán qué proponer en cada circunstancia, pero los actores y actrices, a través del entrenamiento, encontrarán sus respuestas íntimas y personales. Y esto es lo más precioso que hay en teatro. Como director, me comprometo a decir que desde la perspectiva de quién dirige, esto es algo que se agradece, y todo el tiempo.
El límite del cansancio entonces se moverá cada día un poco más allá, así como la capacidad de generar nuevas acciones y reacciones, nuevas analogías, sorprendentes conexiones de ideas y acciones en movimiento. El desarrollo de la atención permitirá a la presencia expandirse, y luego, después de muchas horas de trabajo, todas las necesarias para ampliar el límite, todas imprescindibles para que el ensayo nos regale las piedras preciosas que nos motivan a volver mañana por la mañana a la sala. Y después de todo esto, sí, ir a ver a los amigos y ¿por qué no? hasta hacer una fiesta! ¡Salud!a