Críticas de espectáculos

Entre fuerte y flojo.

UNA COMEDIA MEDIOCRE
Obra: Entre fuerte y flojo Autores: Pablo Motos, Juan Herrera, Laura Llopis, Raquel Martos, Luis Piedrahita, Juan Ibáñez, Damián Mollá y Jorge Marrón. Directores e Intérpretes: Enrique San Francisco y Pablo Motos. Teatro Príncipe Gran Vía – Madrid Se ha comentado que “Entre fuerte y flojo” es la comedia más divertida de la temporada, que es más que una representación teatral, ¡¡estamos ante una crónica fidedigna de la vida misma!!… Cuando, simplemente, Pablo Motos y Enrique San Francisco contribuyen a aumentar en dos, la legión de monólogos intrascendentes que en los últimos años ha abarrotado la cartelera de la Capital.
Tomando como excusa el viaje cuyo destino es un teatro donde este peculiar dúo habrá de actuar, el “original” texto de “Entre fuerte y flojo” sale del armario… Mostrando su rostro más agradecido en las ingeniosas gracias que los autores han reservado al personaje que, sin ningún esfuerzo, interpreta Enrique.
Sentados, bebiendo una cerveza, deshaciendo una maleta, buscando un mecánico capaz de subsanar la avería de un coche robado a una real familia, los dos ¿actores? Nos cuentan (una vez más y sin aportación novedosa alguna) lo difícil que es, hoy en día, ligar; lo complicado que es convivir; el origen de la vida y la “incompetencia” que nos rodea… Sobre todo cuando tal virtud la encontramos sobre un escenario…
“Entre fuerte y flojo”, más que fuerte, sobre todo por la potencia de los micrófonos de ambos intérpretes, no nos muestra nada nuevo y eso es lo más triste… A no ser el surrealismo de una situación forzada y absurda junto a la imposible probabilidad de que en medio de una autopista, una persona en su sano juicio, se siente en una hamaca, ingiera del “líquido esencial” y comience a filosofar sobre el origen del ser humano…
Anécdota que tendría su gracia, si estuviera amparada por un guión trabajado y bien construido, por unas interpretaciones de calidad… En fin, si estuviéramos ante una obra de teatro en condiciones y no en una operación aritmética, donde los “sumandos” son dos monólogos… Uno flojo y otro, más o menos, fuerte.
A pesar de todo, el público, mayoritariamente jóvenes “emparejados”, reía sin parar… A mí, que también soy joven… Me costó un poco más.


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