El fenómeno del teatro popular en Chile
Mauricio Bustos (1961) actor, director de escena y dramaturgo, se destaca en la nueva generación de creadores chilenos por su compromiso social, su búsqueda de formas teatrales que recuperan las tradiciones, mitos y creencias populares, trasladándolas al mundo actual. Fundador del Teatro Observatorio Popular, explora con su compañía el fondo cultural popular chileno, desarrollando su propio y original lenguaje escénico y promoviendo la descentralización de los polos culturales habituales. Entre sus montajes más relevantes : Por encargo del olvido (2001), Toda esta larga noche (2002), La amistad más pura (2008) Historias para ser contadas (2010), El evangelio según San Jaime de Jaime Silva (2012), Nina de José Ramón Fernández (2013), La quebrada de los sueños (2015).
Irène Sadowska – ¿Cómo defines la especificidad de tu práctica escénica?
Mauricio Bustos – Está basada sobre todo en la búsqueda de raíces populares de la comedia chilena y de sus vínculos con el teatro popular universal, oriental (Japón, India), la comedia del arte, los elementos del teatro de Eugenio Barba y del teatro de Ariane Mnouchkine en Paris. Mi lenguaje escénico se caracteriza por la expresión del cuerpo, el uso de la máscara blanda y temas mayoritariamente graciosos, cómicos, farsescos. Desde hace unos 10 años mi compañía Observatorio Popular se ha hecho cargo de esta investigación del fenómeno popular en cuanto a lo estético y a lo cultural. ¿Cómo somos nosotros, los Chilenos? Cuáles son nuestras raíces culturales? De esta búsqueda estética han surgido mis espectáculos Historias para ser contadas a partir de textos de Oswaldo Dragun, El evangelio según San Jaime a partir de la obra de Jaime Silva sobre el evangelio y los personajes con los que se encontró Jesús durante su vida en la tierra. Es una visión social muy potente donde aparece un dios omnipresente, latifundista que ejerce el poder en la tierra y un Jesús, un hombre parecido a los del pueblo.Cuando se habla del teatro popular en Chile se trata del teatro cercano a la gente, que toca temas de su vida y pone en escena personajes que el público pueda reconocer e identificarse con ellos y con problemáticas humanas del pueblo chileno. Es lo que la gente entiende y busca. Lo que se necesita en Chile es un equilibrio entre la industria y la cultura popular sin bajar los niveles estéticos. Presentamos estos espectáculos populares por todas las partes, en sitios muy diferentes que pueden ser pequeñas salas, salas convencionales, calles. Con esta forma de trabajar encuentro un público diverso y más amplio.
I. S. – El evangelio según San Jaime de Jaime Silva que has montado en 2012 es para ti un modelo, la quintaescencia del teatro popular chileno. ¿En qué consiste su dimensión metafórica ?
M. B. – Cuando Jaime Silva estrenó en 1969 su Evangelio según San Jaime su singular obra suscitó reacciones en un sector muy conservador del público que consideraba el espectáculo como una ofensa a la religión. Las representaciones estuvieron acompañadas de protestas y frecuentes incidentes. Lo que fue entonces considerado como herejía y provocación, cuarenta y cinco años después, en 2012, cuando yo adapté y representé esta obra ya no agraviaba la moral del público. La trama del Evangelio va desde la génesis de la tierra a manos de dios padre hasta los hitos más relevantes del paso de Jesús por el mundo y su muerte. La intriga se complementa con trampas de los personajes de don Demonio y doña Muerte para alejar a los hombres del Mesías y así poderlos hacer eslavos. Hay en la obra un ambiente campesino, el canto, la pantomima, etc, todo el imaginario y los prototipos populares, con la narración picara, humorística, jocosa. Los campesinos interactúan con los personajes bíblicos alegóricos y los personajes alegóricos tientan a los sacros. Mi versión de la obra, estrenada en 2012, se subtitulaba como «La herejía popular de los santos momentos». En mi adaptación prima el conflicto entre los protagonistas y los antagonistas sobre la historia bíblica. Las referencias bíblicas son matizadas con referencias a la historia del pueblo campesino chileno. El conflicto se suma en el personaje de Dios, una autoridad dictatorial y absolutista. He sintetizado la dramaturgia de la obra para contarla con solo 7 actores que interpretan a más de 30 personajes. El personaje de Jesús es un líder cuya actuación pone de relieve inquietudes sociales, la reivindicación de la igualdad de los hombres.
I. S. – ¿A qué teatro y práctica escénica te sientes próximo?
M. B. – Sin duda a la de Andrés Pérez, un actor y creador excepcional que formó parte del Teatro du Soleil de Ariane Mnouchkine en Paris. Siempre (continuamente) los críticos dicen que mi trabajo les recuerda mucho al de Pérez aunque nunca trabajé con él, no lo conocí personalmente. Mis maestros y modelos fueron Gustavo Meza, Jaime Silva y en extranjero Ariane Mnouchkine, por el lenguaje teatral, por lo ético y la utopía.
I. S. – La otra vertiente de tu trabajo son las producciones de obras de autores contemporáneos que abordan las problemáticas de nuestra sociedad…
M. B. – Para mí la misión del teatro consiste en hablar de problemas, dificultades que vivimos, hacer preguntas sobre las reglas y principios que rigen nuestra sociedad. Por ejemplo en Nina de José Ramón Fernández que monté en 2013 se trata de dos personas quebradas que tienen la oportunidad de cambiar su vida pero no lo logran, les faltan fuerza y voluntad. Mi compañía y yo elegimos las obras en relación a las problemáticas de la sociedad chilena, no obviamente con respecto a la actualidad inmediata. Pienso que muchas obras que se escriben ahora son muy discursivas, se caen en la literatura o en lo anecdótico. Lo que me interesa es lo humano. He montado varias obras de Jorge Díaz que tratan de las relaciones familiares, la vejez, el Alzheimer, etc, son temas universales. Por ejemplo mi espectáculo Un jardín secreto a partir de Fugitivos de la ausencia de Jorge Díaz aborda la historia de una pareja de la tercera edad que, pese a la memoria perdida, reviven su vida juntos y tratan de encontrar la felicidad, su jardín secreto. Ahora estoy estrenando su obra La fatiga de material sobre la vida y los recuerdos de dos viejos actores que se juntan en un teatro a punto de ser vendido, a recordar su vida. Es también un tema de la sociedad actual chilena: ¿Cómo se comporta Chile hoy en día con sus viejos?
Irène Sadowska