La Escuela del Espectador es un curso que pretende ofrecer a los espectadores de las artes escénicas herramientas conceptuales para que descubren los porqués de una obra de teatro, de una pieza de danza o de circo, o de un espectáculo operístico. Como en cualquier otro seminario, lo que importa es que el espectador, a la salida, haya podido aprender algunas ideas nuevas que le permitan ver y vivir con más pasión y conocimiento el mundo escénico. Se trata de educar las miradas para que los espectadores puedan desarrollar y tener, de forma ordenada y argumentada, una opinión sobre un espectáculo. Las opiniones tienen el valor de que son propias e individuales, pero hay que saber vestirlas con argumentos para que sean sólidas, fuertes y convincentes. Los diseñadores de este curso se dieron cuenta de que había que hacer algo para combatir la típica frase de «me ha gustado bastante» o «la obra me ha parecido aburrida», y nada más, que se reproduce a menudo a la salida de los teatros. Es por eso que, Hermann Bonnín y su equipo del Brossa Espai Escènic, juntamente con la asociación cultural Agost Produccions, ha ido realizando de forma semestral distintas escuelas del espectador desde hace unos pocos años, con el objetivo de trabajar en una dirección (la alfabetización de públicos) que está poco explotada.
Los días 29 de octubre, 5 y 12 de noviembre tendrá lugar una nueva edición, la sexta, de la Escuela del Espectador. En esta ocasión precisamente el tema central será la figura del «espectador». En anteriores ediciones, se había tratado monográficamente el circo, la danza contemporánea, el teatro de texto y la ópera. Reproduzco aquí la presentación que se ha hecho en el programa de mano de la próxima edición.
«Se reclama la participación del público, se le invita a formar parte de la obra artística. De este modo, el espacio público se convierte en espacio de representación. ¿Es este el papel del público? ¿Es el público el co-productor del espectáculo? ¿Quién configura el público? ¿Cuál es su identidad?
De hecho en los orígenes bacuos de la tragedia clásica hay la dimensión dionosiaca de la fiesta. ¿Qué quiere decir aplaudir? (…) El público es objeto de deseo y sujeto que desea. En el teatro medieval, la escena y la plaza se convierten en un único espacio. En el edificio teatral convencional se convierte en un espacio acotado y selectivo. (…) ¿Es necesario el deseo de seducción para dirigirse al público? ¿Hasta que punto el espectador actual de teatro, en una sociedad ávida y a la vez saturada de espectáculos (sucesos, guerras, política) se convierte en un voyeur sin deseo? Cabe plantearse si queremos desplegar nuestra condición de público activo desde el juego y la reflexión.»
En el seminario, los ponentes irán exponiendo distintas ideas, como por ejemplo, el papel tradicional que se le ha otorgado al espectador: ¿Siempre ha sido disciplinado? ¿Cuál ha sido su función social? También se propondrá una práctica teatral, dirigida por el artista Roger Bernat, posiblemente el creador peninsular vivo que más ha reflexionado en sus montajes sobre la figura del espectador y del público. Sus piezas son aclamadas mundialmente y en cada nuevo espectáculo plantea retos nuevos. En el curso también habrá tiempo para ver qué son las obras «site-specific», unas piezas que buscan la experiencia del espectador, la vivencia de algo especial y único. La gestión de los públicos también estará presente y se analizará el caso concreto del Mercat de les Flors. Por último, los participantes verán dos representaciones. La primera «Pessoa, o que o turista deve ver» (leer en portugués), de Corcada Teatre, una obra en la cual el espectador itinera por el espacio escénico. Y la segunda, una propuesta de Teatro de los Sentidos, una compañía que desde hace años habla de las experiencias sensoriales del público.
El compromiso con las artes escénicas debe ser algo compartido entre todos, espectadores, creadores, profesionales y expertos, y por eso creo que iniciativas como éstas ayudan a fortalecer vínculos y van en la buena dirección.
