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Estreno de Hamlet, príncipe de Trinacria en el Castillo de la Duquesa de Manilva de Málaga

Roma Teatro Estudio escenificará por primera vez el 31 de octubre y 1 de noviembre en el Castillo de la Duquesa Manilva de Málaga una nueva adaptación del Hamlet de William Shakespeare, convirtiéndole a su protagonista en príncipe de Trinacria, lugar que vendría a ser una isla mediterránea, en una época sin tiempo determinado, en un sur cada vez más al sur de cualquier otro.

Carlos Santos encabeza el elenco de actores encarnando la figura de Hamlet de esta adaptación, dirigido por el napolitano Pino Ammendola, que lo presenta como un príncipe de una isla mediterránea. Su figura, como la de Don Quijote o el Gatopardo, también conversa continuamente con la muerte y vive una época de transformación laboriosa,  de desarrollo hacia el hombre moderno. La relación con Gertrude, que no es simplemente la reina dividida entre el amor del hijo y la seducción del cuñado, sino una Diosa de la Fecundidad Mediterránea, llena de pasión carnal e inevitablemente frustrante, desea contar, adhiriéndose a la intuición freudiana, la trágica evolución del mito de Edipo.

Se muestra un príncipe que vive en una especie de mundo barroco, de fuertes contrastes,  en un castillo inundado de sol, pero en las habitaciones se oye ruido de persianas que se cierran constantemente, rodeado de una corte indolente, refugiada en sí misma, terriblemente lejos de la gente. Para encontrarse con este mundo negro, inmóvil y sofocante,  llegará  una compañía de cómicos italianos,  máscaras de la comedia del arte, de la vida misma, con una nota de color excesivo que irrumpe en esta corte mortífera. Hamlet se encuentra con Pulcinella en una especie de juego de dobleces o, si se prefiere, de negativo-positivo fotográfico. La pantomima de los cómicos, en la adherencia de un gusto por un espíritu exquisitamente mediterráneo, transformará la “Trampa de las ratas” en una representación cómica y obscena, desenmascarando la verdad, como solo el teatro sabe hacer y acelerando el proceso de conciencia hasta el triste epílogo que todos conocemos y el resto es, como de costumbre, silencio.

 

 

 


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