Los días 16 y 17 de enero en el Teatro Arriaga el Ballet de Wiesbaden estrena ‘Blanco como la luna, visión y fantasía’, un espectáculo que agrupa tres coreografías diferentes de Stephan Thoss, ‘Musikalisches Opfer’, ‘Visiones fugitivas’ y ‘No Cha-Cha- Cha’. Thoss presenta el programa Blanco como la Luna que toma como punto de partida. La Visión como mirada nocturna dirigida hacia la blanca Luna que introduce en el ensimismamiento y abre la puerta a ensoñaciones. El programa se abre con el estreno de Ofrenda Musical según la composición del mismo nombre de Johann Sebastian Bach que parte del legendario encuentro del rey de Prusia Federico II con el compositor en mayo de 1714 en el castillo Sanssouci. La segunda parte trata las Visiones Fugitivas que se adentran en la noche y la oscuridad y en cuanto a la última parte, utilizan una mezcla de sonidos del tango, cha-cha-cha, folklore y la música de Arvo Pärt, Trisagion, un conjunto de estilos para demostrar las capacidades de los bailarines de este Ballet.
El Ballet de Wiesbaden nació como un conjunto de acompañamiento de óperas y operetas. En 1951 se unieron el coreógrafo Peter van Dyck y el director de orquesta Hans Werner Henze con el fin de crear un ballet independiente, algo que logró Hans Heinz Steinbach en 1953. El punto álgido de la compañía llegó de la mano del director Imre Keres. Sus sucesores fueron Roberto Trinchero, Gabriel Sala y Pierre Wyss, hasta que en 1992 Ben van Cauwenbergh asumiera la dirección. Con un estilo cercano a la danza clásica, la compañía ha estado en países de Europa, con coreografías como ‘El lago de los cisnes’, ‘Giselle’, ‘La Sílfide’, ‘Romeo y Julieta’ o ‘Cascanueces’, así como otras piezas creadas por el propio Cauwenbergh, Schaufuss o Spoerli.
