Accesible no quiere decir fácil. Popular tampoco significa banal. Me gusta pensar que la calidad puede ser reconocible por todos, se puede palpar. Creo en la calidad de un espectáculo teatral.
También creo en la inteligencia del espectador, o los espectadores. Como dicen en las series de detectives, la solución de un caso se esconde a menudo en las explicaciones más sencillas: nos dormimos en el teatro cuando no nos interesa lo que nos están contando.
El conocimiento de los códigos dispuestos en el escenario es importante. El bagaje de cada cual conectará con o revelará lugares dispares. No obstante, cuando pienso en calidad pienso en la capacidad de un artista de producir una experiencia que conecte con espectadores de mayor o menor edad, más o menos ilustrados. A más niveles de lectura más público -la industria del cine lo tiene muy claro-. También estoy convencido que puede existir vida más allá de la segmentación tradicional del mercado. Una programación puede ser inclusiva, abierta y ‘trans’.
Con inclusiva me refiero a la horizontalidad y a la proximidad de las estructuras. La era de las torres de marfil y los gestores estrella tiene que terminar. Menos verbo y más trinchera. Hoy los protagonistas son el artista y el público. Creo en la humanización –y por humanización entiendo socialización, popularización, universalización o democratización- de los proyectos culturales y en las programaciones que se relacionan con sus vecinos más allá de la exhibición, ya sea a través de acciones vinculadas a los espectáculos exhibidos u otras actividades paralelas relacionadas con el hecho escénico destinadas a fortalecer los vínculos entre ciudadanos y equipamientos. También creo en la divulgación creativa, en la comunicación específica de contenidos teatrales, y en la participación de periodistas especializados en artes escénicas en el diseño de acciones culturales. La creación de público pasa por esta y otras muchas acciones más.
Por otra parte, un proyecto abierto es un espacio permeable, pendiente del momento en el que vivimos, que lucha por entender e incorporar tendencias y novedades de manera crítica. La batalla por el I+D+I en los proyectos culturales es la batalla de nuestro tiempo. Para construir diálogo con el público de mañana habrá que empezar a plantearse cómo se presenta el futuro del sector y el de la sociedad que le da sentido, a corto y a largo plazo. Tenemos que participar de manera muy activa en dicha construcción.
Por último, conceptos como ‘transversal’, ‘transdisciplinar’, ‘transgeneracional’, y otros tantos ‘trans’, me parecen primordiales. ¿Porqué limitar contenidos en parcelas según los dictados del marketing del pasado siglo? Podríamos ampliar nuestras miras y trabajar »a través de’, ‘más allá de’ o ‘de un lado a otro’, como suele indicar el prefijo latino. Hace poco, en una reunión institucional con diferentes profesionales del gremio, una joven gestora se quejaba de la programación de los domingos por la mañana. Preguntaba: ¿qué pasa con los que no tenemos niños? o ¿por qué todos los eventos tienen que tener una sección ‘Kids’? Por otro lado, en el panorama europeo proliferan los festivales temáticos como los ‘Queer’. Y quien dice ‘Queer’, dice festivales protagonizados por mujeres, jóvenes, artistas provenientes de otras cultura, etc… Sepan ustedes que nada me haría más feliz que poder encontrar estas y otras propuestas normalizadas en salas y programaciones convencionales. Nuestra sociedad es plural, exuberante y compleja, y la cultura que se exhibe en los principales equipamientos públicos de nuestro territorio tendría que ser un reflejo de ello. Niños y niñas, hombres y mujeres… todos tenemos derecho al acceso a la cultura. Y me parecen estupendos los programas dedicados a unos y otros. Pero creo que otras formas son posibles, podemos ir más allá.
Todo apunta a que estamos, cada día más, destinados a depender de la taquilla. Pues pongamos manos a la obra, pero de manera responsable. Que cada cual vele por lo suyo, pero lo público por lo de todos y lo de todos no es sólo lo comercial. Queremos excelencia.
