La primera parte del Festival don Quijote, a la que acabamos de asistir, estuvo a un paso de no presentarse en Francia; hubiera sido una lástima. Suspendida en 2015 debido a los atentados de París, fue rescatada gracias a la tenacidad de Luis Jiménez que casi nunca se rinde, y a la buena voluntad de los grupos que decidieron recrear lo que el terror canceló.
Buen ejemplo de los ingredientes que dan cuerpo a este festival que durante 25 ediciones ha presentado producciones españolas y latinoamericanas en la capital francesa: tenacidad, amor por el teatro y sacrificio. Y aunque parezca que Luis está solo, lo apoya un grupo de apasionados que creen en el Festival, así como la buena voluntad de la compañías que participan en la aventura.
Tres espectáculos se presentaron, como tres tajadas de la producción actual en España:
-La Celestina clásico de Fernando de Rojas en una versión muy dinámica de la compañía Atalaya para siete actores dirigidos por Ricardo Iniesta. Esta compañía llegó al festival de Rusia; la noche anterior se había presentado en el Festival Noches de Moscú en donde recibió el primer premio por este espectáculo. Cuando vimos la obra no sabíamos que le habían otorgado este premio, así que nuestra visión fue inocente. Iniesta explicó que una de las razones para insistir presentar la obra en París fue para no dejarse vencer por los asesinos y mostrar que el teatro tiene su fuerza.
La Celestina es un espectáculo versátil, depurado: la actuación y el texto conforman la escenografía, y la luz da el ritmo a la acción. Otro hallazgo de la puesta en escena es el uso del canto que recrea la atmósfera medieval de la acción, y su carácter trágico-litúrgico.
-‘Juana, la reina que no quiso reinar’, es un monólogo de Jesús Carazo interpretado por Gema Matarranz. Una mujer en la tormenta del poder en la corte española del Siglo XVI. Lo más notable de esta puesta en escena es el trabajo de la actriz que ya fue recompensada en Andalucía en 2015 y que estuvo nominada en tres categorías a los Premios Max de ese mismo año. El texto de Jesús Carazo adquiere un volumen extraordinario gracias a la interpretación de Gema Matarranz y sedujo al público parisino.
-‘Ligeros de equipaje’, espectáculo de Jesús Arbués, actuado por Pedro Rebollo y Javier García, cerró la primera parte del festival. El tema de la obra es universal aunque esté ubicado en España: habla del destierro, de la inmigración obligada, del desarraigo. Ocurre al final de la Guerra Civil y tal vez por eso no ha sido estrenada en Madrid. La capital de ‘la Movida’ no le gusta que le perturben la fiesta con recuerdos machacones y desagradables. Pero ‘Ligeros de equipaje’ es una reflexión importante sobre la condición humana y la necesidad de no cargar con demasiadas cosas en esta vida en la que estamos de paso. Arbués logra que pensemos en el horror de la guerra y sus consecuencias: la inmigración obligada. Un tema de mucha actualidad en estos momentos en Europa, y lo hace con gracia y respeto, en un diálogo intergeneracional que sacude.
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Termina pues esta primera parte del Festival don Quijote, que volverá al Café de la Danza a partir del 20 de noviembre. Si el programa de este año es tan bueno como esta primera parte, es seguro que tendremos momentos de alta intensidad teatral. Así que esperamos que el Festival don Quijote cabalgue muchos años más por las difíciles llanuras del teatro en París.
Enrique Atonal, París, final de octubre de 2016.
