El Chivato

Expertos en IA invitan a perder el miedo a las nuevas herramientas en la creación escénica

La inteligencia artificial ha sido uno de los temas tratados en las jornadas Futuraescena

Generar coreografías y movimientos, diseño sonoro y visual, escenarios virtuales, ampliación del espacio escénico con realidad aumentada… Son algunas de las oportunidades que brinda la inteligencia artificial en el campo de las artes escénicas, tal y como ha expuesto la directora del Congreso Internacional de Tecnologías Emergentes y subdirectora del Instituto de Diseño y Fabricación, Nuria Lloret. La IA «tiene una parte interesantísima y otra que hay que controlar», ha reconocido la especialista en estas nuevas herramientas en la ponencia marco de la segunda jornada de Futuraescena, «La transformación digital de las artes escénicas. Retos y oportunidades con la irrupción de la IA».

La también catedrática en la Universitat Politécnica de Valencia ha recordado que la inteligencia artificial no es tan novedosa como parece, sino que lleva años en los ordenadores personales y en los teléfonos inteligentes. Puede facilitarnos la vida y hasta evitar que la gente se quede al margen de las nuevas tecnologías, por la sencillez de su uso, ha señalado Lloret, quien ha invitado a desprenderse de los miedos ante esta realidad. «No nos va a quitar el trabajo, nos pondrá en la parte de arriba del proceso de trabajo», con lo que los creadores podrán dedicarse a gestionar. «Te sirve para generar algo, pero tú decides cómo se van a hacer», ha señalado.

La privacidad, la seguridad y la ética, la manipulación o los sesgos que aportan los datos de internet de los que se alimenta la IA son las cuestiones que hay que vigilar, según Nuria Lloret, en la que ha denominado «quinta revolución industrial», «quizá tan importante como la primera», a su juicio.

A la reflexión de este fenómeno se ha sumado la del filósofo Fernando Broncano, que ha puesto en el foco los «Pros y contras de la inteligencia artificial». La herramienta está ahí y hay que utilizarla, que en el fondo no es otra cosa que «recobrar la información que le ha robado a la humanidad». Porque la humanidad «le ha entregado toda la sabiduría» desde la etapa de las web 2.0, en lo que ha terminado por constituir «la mayor expropiación de la historia no pagada», ha asegurado. Otra cosa es lo que se espera de ella. No servirá, ha dicho, para crear «arte con sentido», ni para que «nos interpele». La máquina puede hacer combinaciones de palabras, de imágenes, «pero no intenciones de segundo orden».

El autor de La melancolía del ciborg ha reconocido que quizá la IA pueda producir «una obra de teatro mejor que algunas de las que hay por ahí» o una de esas «novelas negras que se venden a millones», pero no va a escribir El halcón maltés. En su experiencia académica se encuentra con textos elaborados con inteligencia artificial, «si creen que eso son ellos, peor para ellos: ahí no está su alma», ha sentenciado el catedrático emérito de Filosofía de Universidad Carlos III de Madrid.

Fernando Broncano ha invitado a ver la IA no como una máquina, sino como «un ser híbrido», un colectivo integrado por los ingenieros que la han diseñado, la máquina y sus muchos dispositivos y «millones de usuarios que la están entrenando creyendo que aquello tiene sentido». Y esas máquinas no tienen una relación con la realidad, por lo que necesitan del auxilio humano en el control de los contenidos y en la corrección de errores, ha insistido el filósofo.

Un espacio escénico diferente

La segunda sesión de Futuraescena dedicada a analizar «El futuro de los espacios escénicos» se ha centrado en un ejemplo de gestión desde el tercer sector: el Teatro del Barrio, de Madrid, reconocido con el Premio Nacional de Teatro 2024. Su directora artística, Ana Belén Santiago, ha desgranado la singularidad del proyecto nacido en 2013 en el barrio de Lavapiés, movido por la idea de «lo colectivo, del común» y concebido como «casa de artistas para poder desarrollar su creación».

El Teatro del Barrio funciona como una cooperativa en el que la asamblea tiene el poder de decisión, y ha logrado esquivar «las relaciones con los bancos» al no tener que pedir financiación; ha creado un «tejido social» que aporta «flexibilidad y resiliencia», ha remarcado Ana Belén Santiago en una conversación con el miembro de la Junta Directiva de la Academia de las Artes Escénicas de España y de la comisión de contenidos del foro Futuraescena Carlos Morán.

El espacio «celebra la diversidad que lo rodea», ha señalado su directora artística, con una programación que «atiende a la diversidad» y «abre sus puertas a la calle» con la presencia en el escenario de personas y colectivos a los que ofrece un altavoz; en él caben «todas las voces».

Las jornadas Futuraescena, que se desarrollan hasta el jueves en Matadero Madrid, están organizadas por la Academia de las Artes Escénicas de España, con la colaboración de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid y la complicidad de Matadero Centro de Creación Contemporánea y la Asociación de Diseñadores de Madrid (Dimad).


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