El Chivato

Explosión de color, payasos, acrobacias y música en Bilbao con la llegada de ‘Kooza’ del Cirque du Solei

Tras dar comienzo a primeros de año en Londres a su gira por Europa y tras su paso por Madrid en abril, la explanada de Zorrozaurre de Bilbao acogerá la gran carpa de Cirque du Soleil a partir del 15 de mayo en la que se podrá disfrutar con ‘Kooza’, espectáculo visto por más de cuatro millones de personas en las más de dos mil representaciones por ciudades de Norteamérica y Japón desde que se estrenara en Montreal en 2007.

‘Kooza’ toma su nombre de la palabra ‘koza’ que en sánscrito significa caja, baúl o tesoro conceptos que subyacen en la idea de «un circo en una caja» y es que este espectáculo vuelve a los orígenes de Cirque du Soleil retomando dos tradiciones puramente circenses: las acrobacias y el arte de los payasos. Puro circo en el que sus artistas demuestran su maestría física en cada uno de sus números que se presentan acompañados del humor más bufonesco.

Este espectáculo, creado y dirigido por el conocido payaso David Shiner, –el primero que ha dirigido con Cirque du Soleil al que le siguió ‘Banana Shpeel’–, «versa sobre la conexión humana y el mundo de la dualidad, de lo bueno y de lo malo», explica Shiner. «El tono es divertido y gracioso, ligero y abierto. Es un espectáculo que no se toma a sí mismo demasiado en serio. Tiene mucho que ver con las ideas. A medida que avanza, explora conceptos como el miedo, la identidad, el reconocimiento y el poder». El payaso, protagonista de esta propuesta «toma las debilidades humanas más profundas y las transforma en algo divertido. Además, el payaso es un anarquista que rompe las reglas» apunta Shiner.

La historia

La historia está protagonizada por el Inocente –un personaje inocente y solitario– y arranca cuando el Trickster –un genio rápido y ágil, conocedor del mundo de ‘Kooza’–, salta al escenario por sorpresa y ambos inician un viaje en el que conocerán a personajes fantásticos como el rey, los payasos, el carterista, el extraño Heimloss o el perro malo entre otros. Fuerza y fragilidad, carcajadas y sonrisas, confusión y armonía… un viaje a través de un universo visual y mágico en el que se exploran temas como la identidad, el poder y el reconocimiento social.

Y como no podía ser de otra manera durante este viaje se van sucediendo números increíbles que los artistas abordan con gran maestría. Aros, acróbatas lanzados al aire por una báscula, contorsionistas imposibles, mágicos equilibristas, virtuosos funambulistas, trapecistas extremos, un número del clásico dúo de monociclo o el de la rueda de la muerte –de más de setecientos kilos e impulsada vertiginosamente por dos artistas– hacen que la gran carpa blanca acoja un espectáculo en el que se aclama el «¡más difícil todavía!».

La música, interpretada en directo es otro de los principales elementos de todos los espectáculos del Ciruqe du Soleil y en ‘KOOZA’ seis músicos y dos cantantes interpretan la banda sonora ideada por Jean-François Côté, inspirada «en la música pop occidental, desde el funk hasta la música orquestal, pero también en la música hindú y en las bandas musicales de las películas de los años cuarenta y cincuenta». Otra marca de la casa, el vestuario, ha sido diseñado por Marie-Chantale Vaillancourt y bebe de diversas fuentes como las novelas gráficas, la pintura de Klimt, la India y Europa del Este, los uniformes de las bandas de música y las ilustraciones de los cuentos infantiles con reminiscencias de grandes clásicos como Alicia en el País de las Maravillas o el Mago de Oz.

Una plaza

La escenografía de ‘Kooza’ evoca una plaza pública que se transforma en una pista de circo. Destaca como pieza central lo que han denominado Bataclan, una torre móvil que traslada a los artistas de un lado a otro. Está cubierto por una tela gigante que se abre y cierra emulando a los pétalos de una flor gigante. «Deseaba captar la esencia del circo creando un entorno escenográfico que ofreciera proximidad al público y le permitiera palpar el peligro de cerca» apunta su creador, Stéphane Roy. Y todo ello en el escenario más alto que se ha diseñado para un espectáculo del Cirque du Soleil.

Fundada por un grupo de 20 artistas callejeros en 1984, Cirque du Soleil se ha convertido en una de las principales compañías con base en Quebec. Tiene 5.000 empleados entre los que se cuentan más de 1.300 artistas procedentes de más de 50 países diferentes. Según destacan, más de cien millones de espectadores de trescientas ciudades han disfrutado de sus espectáculos. En la actualidad la compañía tiene repartidas varias carpas por cuatro de los cinco continentes en las que se representan junto con varios espacios de norteamérica veinte espectáculos diferentes. Todo ello, tal y como ellos apuntan, con una misión: «invocar la imaginación, provocar los sentidos y despertar las emociones de las personas en todo el mundo».


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