Exposición sobre escenografías de Eduardo Arroyo en el Círculo de BBAA
La sala Picasso del Círculo de Bellas Artes de Madrid acoge desde hoy y hasta el 13 de febrero una exposición en torno al trabajo escenográfico de Eduardo Arroyo. A través de numerosa documentación, fotografías, dibujos y carteles, la exposición revisa por primera vez en el Estado todas las escenografías de uno de los artistas más importantes de nuestro panorama. La relación de Arroyo con el teatro es ambigua, oscilando entre el rapto amoroso y el odio sin concesiones, «pese a lo cual hago teatro y ópera, lo he hecho y lo sigo haciendo» como dice el propio Arroyo. «Para mí, estos espectáculos tienen un final anunciado, y los otros, el boxeo o la corrida, no. Siempre puede ocurrir el mordisco del boxeador a su contrincante, la cornada en mal sitio, el éxito y el fracaso, y esto no se sabe hasta que la historia no ha terminado». En 1967, Arroyo entró en contacto con Klaus Grüber que le pidió que hiciera Off Limits de Adamov para el Piccolo Teatro de Milán. Sin duda, el joven Grüber, que comenzaba entonces su carrera de director teatral, demostró una audacia increíble al elegir a un pintor en vez de un decorador profesional para abordar aquella obra. Desde entonces, Arroyo trabaja en los montajes teatrales como un arquitecto en libertad, sin hacer maquetas y dibujando apenas algo, intensificando un proceso que es, literalmente, un diálogo continuo. El teatro es, para Arroyo, una salida de la obsesión pictórica, un terreno ocasional gracias al que se pueden desdramatizar los logros de los cuadros y sobre todo ir contra la sacralización de la «tarea».