Feliz partida, de nuevo
Esto del teatro es un ir y venir de esperanzas, juegos y vivencias que se alzan, como cuando alcanza, el telón, en desaparecer. Por unos instantes podemos contarnos relatarnos sin muro delante. Luego se pliegan de nuevo las pesadas alas negras hasta el próximo encuentro y aquí, señores, no ha pasado nada. La misma caja negra de siempre, con sus crujidos de barco, espera, sola, a ser de nuevo habitada por esos humanos tan raros, llenos de quejidos, gritos, cantos, delirios y pausas.
Instantes vienen, instantes se van, proyectos mueren, semillas renacen, el bosque se quema, la imaginación arde, nos juntamos, nos separamos y nos volvemos a encontrar en un sinfín de espejos cóncavos, convexos, milenarios y contemporáneos que deciden por nosotros si dejarnos ir o venir, si irnos o quedarnos, mientras afuera, ruge, una vez más, la mar embravecida.
A veces estamos delante, batiendo el cobre, otras atrás, preparando el campo para que otros jueguen al límite de sus posibilidades. A veces temblamos de ira, de contento o de terror, sabiéndonos juzgados por nuestro peor enemigo: nosotros mismos. Decidimos enfrentarnos al miedo de quiénes somos cada mañana, al reivindicar nuestro lugar en el mundo, al inventarnos como artistas y como personas, haciendo realidad los sueños que pueblan cabezas propias y ajenas y sabiendo que existe un lugar más allá del gris cotidiano.
Me despido de este Sangrado Semanal hasta la próxima, cuando el embate del mar vuelva a acercarme a estas costas regulares de la escritura en, para, sobre, bajo, por y alrededor del teatro. Doy las gracias a quien me puso a escribir cada domingo, durante algo más de tres años hasta que parí. Recibo la sonrisa de quien ha leído estas columnas con interés y curiosidad.
Dice una antiquísima canción inglesa: Merry Meet and Merry Part, Merry Meet and Merry Part, Merry Meet and Merry Part and Merry Meet Again. Así quiero yo decir adiós, hablando de encuentros y despedidas en un eterno retorno, con la esperanza de volver a sangrar tinta teatral, desde esta Casa virtual, en cuanto los trasuntos propios y ajenos vuelvan a encajar. Un abrazo a tod@s.