El director de Azkuna Zentroa – Alhóndiga Bilbao habla sobre la nueva temporada de Artes en Vivo que arranca esta semana con Olatz de Andrés
El director de Azkuna Zentroa – Alhóndiga Bilbao, Fernando Pérez, nos habla sobre escenAZ, la temporada 2024-2005 de Artes en Vivo que este centro vizcaíno inaugura este jueves con la coreógrafa y artista asociada al centro Olatz de Andrés.
¿Cuál es la filosofía de AZ a la hora de programar Artes Escénicas?
La de complementar y ofrecer otras posibilidades de ver la escena. Es una filosofía que conecta con nuestra misión de poner en contacto a la sociedad con la cultura contemporánea. Para ello, generamos una programación estable de calidad, que plantea las formas y los debates de hoy en día desde el teatro, la danza y la performance. Y no sólo es el espectáculo o el show, a veces es el resultado de procesos creativos que se desarrollan a través del programa de residencias del Centro.
Nuestra filosofía es también llegar a otros públicos. A los públicos habituales de la escena contemporánea, pero también a otros que vienen desde otras disciplinas o que tienen otros gustos o intereses, pero que quieren aprovechar la oportunidad que brindan las artes en vivo con momentos únicos, no enlatados, y que hoy en día plantean otros lenguajes.
¿Qué destacarías de la nueva temporada?
Por una parte, que volvemos a la programación para las familias, concentrada en el mes de febrero con espectáculos de teatro, música y títeres y con lenguajes contemporáneos, especialmente dirigidos al público más joven. También destacaría que la danza está más presente que nunca. En este sentido, este año hemos abierto un proceso de selección de proyectos escénicos en el marco de la residencia Lanean que se desarrollarán en Lantegia, nuestro laboratorio de ideas, en el edificio arteria de la creación en Azkuna Zentroa – Alhóndiga Bilbao. En esta primera convocatoria se han presentado 60 propuestas. Además, en nuestra programación la escena se puede ver desde muchos lugares. Por ejemplo, el estreno del proceso de Olatz de Andrés, Artista Asociada a Azkuna Zentroa, con ‘Time is a Muscle‘ que abre la temporada; o el cierre con el artista Alberto Cortés que nos hace mucha ilusión.
¿Qué os guía a la hora de llevar a cabo producciones propias?
Nos apetece mucho dialogar con el o la artista y que el o la artista dialogue con los públicos, de tú a tú, sin complejos. Apoyamos las producciones que tienen una mirada pensada no solo en el desarrollo profesional del artista, que también, sino aquellas que generan nuevos debates, que piensan en la escena como algo comunitario. Por ejemplo, la compañía Ça marche (Nico Jongen y Laura Viñals), con ‘Trabajos forzados‘, el proyecto en el que trabajan como Artistas Asociad@s a Azkuna Zentroa y en el que participan personas con diversidad auditiva de Bizkaia; y ‘Principiantes‘, el trabajo de Carlota Mantecón con mujeres mayores de 60 años; o la nueva pieza de Ziomara Hormaetxe, relacionada con las nuevas tecnologías aplicadas a la escena.
Apoyamos las producciones que tienen una mirada pensada no solo en el desarrollo profesional del artista, que también, sino aquellas que generan nuevos debates, que piensan en la escena como algo comunitario.
¿Qué tipo de público acude a vuestras propuestas?
Por una parte, está el público fiel, que conoce nuestra oferta, nos sigue y está ávido de ver propuestas con lenguajes diversos, y el público profesional. Por otra, tenemos otros públicos que ya son usuarios del Centro o que conocen la oferta general y que van, poco a poco, “probando y ensayando” qué es lo que ocurre cuando unos artistas presentan algo en vivo, único e irrepetible. Además, hay quien se siente atraído por el diálogo que se produce entre la literatura, el cine o las artes visuales con el teatro y la danza de una forma natural.
¿Qué relación mantiene AZ con los artistas y creadores a lo largo del año?
Fundamentalmente, de complicidad. Trabajamos en otros plazos, en un diálogo continuo no sólo sobre fechas y formatos sino también hablando de arte, escuchando de forma activa y acompañando sus procesos. Hay proyectos que no solo están en escena, sino que además se complementan con otras partes de la programación: proyectamos películas que hablan de la danza y proponemos performances en una exposición como lo que ocurre cada jueves en la sala de exposiciones con la muestra de Allora & Calzadilla, donde siete performers activan un árbol a modo de pájaros. También hay una conexión con otros servicios como la Mediateka, que cuenta con un fondo de teatro y danza muy importante.
La innovación muchas veces va acompañada de la incomprensión. ¿Cómo se educa al público para que acepte propuestas no convencionales?
Nosotros hablamos no tanto de innovación o de educación, sino de impactos y de mediación. Contar cómo ocurre y qué ocurre es fundamental. Al público de Bilbao y a quienes nos visitan no le son ajenas las nuevas formas artísticas, las aprecian. Para nosotros, como servicio público, es una obligación contar, proponer, presentar, hacer intuir… que la cultura y las artes también pueden ser diferentes.
Cuando la creación contemporánea tiene un caldo de cultivo óptimo es capaz de crecer exponencialmente..
La extrañeza es a veces un valor. Más allá del mainstream existen todo un abanico inmenso de posibilidades que nos podemos perder, que debemos promover para darle la oportunidad al público de no perdérselas. Por una parte está la industria y por otra la creación. Las dos cosas son importantes, claro. Pero ¿por qué tiene más valor un musical de la Gran Vía que una pieza de creación contemporánea multidisciplinar no convencional? Creo que estamos ante nuevos retos.
¿Cómo ves el panorama escénico vasco en lo que se refiere a propuestas vanguardistas?
Hay propuestas de muchísima calidad. Artistas con códigos de primera que llevan muchos años en la carretera. También es verdad que faltan algunas cuestiones de base y muchos gaps en la cadena de valor. Lo primero sería tener una buena situación que te permita focalizar con dignidad todo tu trabajo como a cualquier otro trabajador del arte o fuera del arte. Por lo demás, creo que falta un circuito estable que no se dedique solo a presentar muy de vez en cuando la creación con códigos diversos. Pienso que los espacios de exhibición deberíamos tener en cuenta que hay un público deseoso de conocer propuestas de nuevos lenguajes. Abrir esta oportunidad sería un valor en sí.
Hay muchos factores que hacen que la escena que no sale en la televisión tenga muchas trabas, pero eso es largo y necesitaríamos mucho tiempo. De cualquier forma, gracias por esta pregunta porque nos hace pensar que nunca es tarde para que contemos las cosas de otra forma.
Y del resto del Estado, ¿qué te llama la atención?
Quizá aquí la situación de precariedad no sea tan acuciante como en otros lugares, pero en el Estado estamos muy lejos de tener una escena contemporánea cercana a nuestros vecinos portugueses y franceses.
Hay muchas razones históricas, incluso de infraestructuras, que han moldeado el teatro y la danza hacia unos lugares casi marginales en algunos casos. Si los artistas que trabajan la escena contemporánea hubieran tenido unas condiciones un poco mejores, no digo óptimas ni de lujo, sólo un poco mejores, el panorama sería diferente. Cuando la creación contemporánea tiene un caldo de cultivo óptimo es capaz de crecer exponencialmente.
Karolina Almagia